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Aragón y Pirineos, destino, marca y reputación

El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, expresó ayer su respaldo al sector turístico y demandó que nos volquemos en el fortalecimiento de una doble marca con un potencial extraordinario, Aragón y Pirineos. Lo hizo en una jornada en Ribagorza donde, además de disfrutar de su pasión histórica en Roda de Isábena y Graus, definió la imprescindible dualidad entre el patrimonio y las manifestaciones socioculturales, que es sin duda la gran fórmula para el éxito de un destino tan atractivo, tan rico y tan variado como el de nuestra comunidad. En turismo, a la hora de configurar una marca con magnetismo, menos es más, sobre todo porque el consumidor apuesta por el minimalismo en los mensajes y por los impulsos de carácter emocional que influyen en su decisión final cuando elige el lugar de su tiempo de ocio. Atiborrar la mente y los anhelos con un aluvión de contenidos es tan inconveniente como ofertar falsas expectativas. En nuestra región, afortunadamente, aglutinamos una diversidad inigualable, con una naturaleza exuberante o recoleta, con un inventario artístico único, con una programación cultural dotada para gustos universales, con una gastronomía con personalidad a través de sus productos y elaboraciones, con unos escenarios para la aventura, para el deporte y para el cine.

Y, en esta coyuntura, se aúna la imperiosa necesidad de decir a los españoles y a los europeos que la calidad no sólo es fruto de los bienes vivos y eternos, sino fundamentalmente de nuestra capacidad para convertir una estancia en una experiencia con nuestra afabilidad y nuestros servicios. Todos estos valores se expresan a través de las marcas Aragón y Pirineos, un destino cuya reputación sólo puede crecer exponencialmente. Agrupemos los huevos en la misma cesta.

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