Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

La tormenta perfecta

El presidente del Gobierno aragonés, Javier Lambán, ha repetido en varias ocasiones que en Zaragoza se da lo que se conoce como "tormenta perfecta" respecto a la evolución de la pandemia. Un lugar, precisamente, en donde llegan pocas tormentas y a menudo son secas. Esa tormenta perfecta la componen el ocio nocturno juvenil y los temporeros de la fruta. Me pregunto: una vez localizados los focos o las causas de la pandemia ¿no se puede actuar sobre ellos para atajarla Algo más efectivo de lo que se hace habrá que aplicar para que dejemos de ser la comunidad autónoma que presenta en términos relativos los peores datos de toda España. Aragón siempre ha estado en un término medio en lo bueno y en lo malo, de ahí que hayamos sido una ciudad-muestra, pero en la pandemia destacamos sobre el resto del país. La vuelta al cole será otra circunstancia en la que Aragón lo tiene muy complicado. A menos de un mes de la vuelta al cole todavía no se sabe cómo actuar cuando se abran las puertas de los colegios. Los jóvenes estudiantes se encontrarán con un colegio muy distinto al que tuvieron que abandonar a mediados de marzo y con la posibilidad de volver otra vez a sus casas para seguir un curso virtual con todos sus inconvenientes como el ya experimentado. La expresión "tormenta perfecta" la han aplicado los medios de comunicación en varias ocasiones sin que tuviera que ver con el fenómeno atmosférico. Por ejemplo, he leído en un diario que el precio del petróleo está envuelto en la tormenta perfecta. Esto es así porque dicho fenómeno se da cuando la suma de circunstancias negativas son capaces de arruinar a un país o de crear situaciones de máxima tensión. Una vez más fue una película la que puso de moda la expresión, en concreto la protagonizada por George Clooney en el papel de un pescador cuya tormenta se traga el barco en el que él y la tripulación salen a la pesca del pez espada. En lo que respecta a la pandemia y a que Zaragoza tenga los peores datos de España, es porque tenemos encima la tormenta perfecta del ocio nocturno y de los temporeros. Pero una tormenta perfecta amenaza con arrasar todo el país, según alguna prensa. Esa tormenta perfecta la componen las crisis económica, social, política, sanitaria, financiera, empresarial, judicial, monárquica y educativa. En resumen, caerán chuzos de punta a partir del otoño.