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  • Diario del Altoaragón

Los escolares y los docentes merecen claridad...

Los miles de escolares que a primeros de septiembre serán congregados, salvo posibles cambios de planes que en todo este marasmo se suceden con tanta velocidad como poco criterio, y los cientos de docentes de nuestra provincia, como los de Aragón y de España, merecen mayor claridad, más rigor, más diligencia y, por qué no decirlo, mayor seriedad. Cinco meses cumplidos del decreto de Estado de Alarma, los escenarios han resultado tan volubles que la dificultad de predicción intrínseca por la evolución del virus debiera haber sido respondida con el respeto que impone a quienes están ávidos de conocer el hecho de la incertidumbre. En esta tribuna, con los alumnos recluidos en sus hogares, solicitábamos hace unos meses que los partidos políticos, escuchando a las organizaciones profesionales, abrieran un proceso de repensamiento de la Educación. Quizás el parón y la revolución en los hábitos sociales y laborales ofrecían el marco propicio para el ejercicio crítico, la reflexión y la planificación.

Sin embargo, la política y particularmente la administración son paquidermos que no se detienen para aplicar los nuevos conceptos en el mundo post covid y, por tanto, siguieron a su marcha, con los plazos de una Ley de Educación que durará lo que se perpetúe el ejecutivo y sin oír a muchos agentes del sector educativo. Y, finiquitado en la forma singular en la que lo fue el curso, con las estadísticas del coronavirus en relajación, los debates se ralentizaron, cuando no desaparecieron, y abrazamos la segunda quincena de agosto con la zozobra de profesores y de padres, con la inquietud de los alumnos, sin certezas ni confianza. Y, aun siendo tarde, hay que abandonar la pereza y ponerse manos a la obra, porque con la enseñanza nos jugamos el futuro de todos en la que se incluyen la salud física, psíquica y ética de la sociedad.

Diario del AltoAragón