Opinión
Por
  • JOSÉ MARÍA SAMPER ARGUIS

El telar de Triste

Aunque no tengo "cera en este entierro" y desconozco quién tiene la razón, tras leer la carta publicada en este mismo espacio, "Opinión", el 12-8-20, por una eminente profesora de la Universidad de Zaragoza, al alcalde de un humilde ayuntamiento como Las Peñas de Riglos (diez pueblecitos con un total de poco más de 200 almas), me veo motivado a escribir la presente, y no tengo la etiqueta de ser su "palmero": "Lo que no sé, tampoco creo saberlo" (Platón). Pero la saña y la arrogancia con la que esta inmisericorde señora se dirige a este hombre, mencionando repetidas veces su nombre y apellidos, creo que no está a la altura de lo que un profesor de universidad, además de su materia, debe enseñar a sus alumnos. Pienso que, con esos bemoles, no es el modo de venir a tocar música a estos recónditos lugares del "Aragón Vaciado"-. Sus amigos, políticos, intelectuales, etcétera, se da la circunstancia de que no andan por aquí pisando hierba. Hágales saber que en cualquier momento puede llegar a cortarse la carretera por su deficiente estado de conservación, precisamente en el puente que cruza el pantano al que usted pide al alcalde que no arroje las llaves de dicho museo. Si sucediera, Dios no lo quiera, para llegar a Triste, desde Zaragoza o Huesca, tendrían que hacer un rodeo por Sabiñánigo y Jaca. También he de decirle que los consultorios médicos, semanales, que tenemos en cada uno de dichos pueblecitos, creo que permanecen cerrados. Será por la covid-19, digo yo, al que a usted no parece importarle demasiado.

¿Cómo es posible que compare los medios de los que dispone un museo como el de La Seo de Zaragoza con el que viene al caso "Cada día sabemos más y entendemos menos (Albert Einstein). Espero que, cuando usted lo solicite, le muestren el museo del Telar de Triste con cortesía y amabilidad, pero, por favor, bájese un poco del predicatorio.

Perdón y gracias.