Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Cuando la educación es más global y transversal

El Gobierno de Aragón ha decidido tirar por la vía de la prudencia y el posibilismo para el comienzo del curso escolar. En Primaria y Secundaria, las clases se impartirán de 9 a 14 horas, con el objetivo de evitar el mayor tráfico posible de flujos de alumnos y profesorado, minimizando consecuentemente los riesgos. Es una solución transitoria, como aseguró el consejero de Educación, Felipe Faci, adoptada después de la coordinación entre los departamentos autonómicos para establecer un dispositivo eficaz en la medida de lo viable.

Evidentemente, los progenitores han reaccionado con un cierto escepticismo, a la espera de la respuesta de las organizaciones sindicales. Una actitud propia de unos tiempos en los que no hay certezas y en los que hay que resolver multitud de incógnitas, desde la seguridad hasta la conciliación de la vida laboral y familiar, pasando por la imprescindible participación de la atención primaria en los protocolos que habrá que fijar para el inicio del ejercicio más complejo de la historia reciente en las aulas aragonesas.

Con excesiva premura generalizada en todo el país, una asignatura pendiente tradicionalmente en este sector en el que los interinos -como ejemplo- no conocen sus destinos hasta apenas un puñado de horas antes de su incorporación, se busca ahora y en la reunión del día 27 en Madrid una sistemática que no llegará a ser eficiente y estará muy condicionada por la evolución sanitaria, pero que demandará que la transversalidad administrativa sea también una globalidad en el empoderamiento de todos los sectores involucrados activamente en la educación. Si trascendental es preservar la salud de toda la comunidad educativa, también lo es ganarle terreno al virus para que no condicione la calidad de la enseñanza.