Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Desempleo en los territorios turísticos

La especialización de los territorios en actividades de servicios o producción representa una fortaleza en tiempos de bonanza para los respectivos sectores que, a su vez, es una debilidad y una amenaza cuando en el horizonte se atisban dificultades. Las economías necesitan anclajes variados para que no recaiga todo el peso del cuerpo social sobre uno en concreto, con el riesgo consiguiente de desprendimiento si se afloja o de hundimiento si se suelta. También es cierto que los teóricos de la reinvención -actitud imprescindible ahora y siempre, palabra dada al dogmatismo y la inconcreción de quienes adolecen de incapacidad para la aplicación de su pensamiento- no pueden generalizar un desdén y un menosprecio por aquellos espacios en los que una comunidad, provincia o comarca tiene un músculo arraigado e incluso con proyección. Pretender, cómo se ha hecho en periodos recesivos, una especie culpabilidad sobre esas empresas o profesionales es, para empezar, una torpeza mayúscula, y para seguir una irresponsabilidad.

En realidad, lo que deben hacer los gobernantes, las organizaciones competentes y la propia sociedad es elaborar un verdadero plan estratégico de cada circunscripción con el objetivo de identificar las carencias y las necesidades, e incluso analizar la forma de añadir valor a sectores como el turismo o el conjunto de los servicios. Es incluso un cierto deber porque en largas épocas de progreso han sido los cimientos sobre los que se ha sustanciado la creación de riqueza y empleo. Pero no empece para que haya que buscar elementos de diversificación como los que protagonizan los grupos de acción local para establecer el efecto multiplicador de la relación entre los productores artesanales y el turismo, para que el paro que en esta era covid se desboca pueda ser retenido.