Opinión
Por
  • RAMÓN RALLUY

Ceda el paso

Paseando por una ciudad, usando la debida mascarilla y teniendo patologías que me eximirían llevarla, tengo que ceder el paso, bajándome de la acera para no cruzarme con los irresponsables que alardean de hacer caso omiso a las reiteradas peticiones de usar la razón en pro del prójimo.

No es de recibo encontrarte con hombres y mujeres con aparente buena salud, demostrando que la ley no va con ellos y que son invulnerables.

Admito y deseo que gocen de buena salud, acompañándolos siempre; pero les recuerdo que este ciudadano también gozó de este preciado don hasta determinada edad, en la que vinieron los acuciantes problemas, en los que excelentes profesionales sanitarios, me sacaron adelante en dos de las tres c.c.c donde el riesgo de tu vida es inminente. No tengo palabras para expresar mi agradecimiento.

Eran tiempos donde, igual que ahora, en el que el trabajo de autónomo requería sudar la camiseta para llevar a cabo la labor emprendida, eso sí voluntariamente, pero ahí está todo si no currabas nadie te rescataba, nadie te daba una compensación económica para ir viviendo ni nadie te eximia de los impuestos, que por ley tienes que afrontar.

Mi exposición no es de queja de lo pasado del que estoy orgulloso, si del presente, viendo como una situación alarmante sin igual desde hace un siglo, se tome tan a la ligera, pensando que el terrible problema lo tienen que solucionar otros y esos otros están extenuados por la pasada batalla de la reciente primavera, en la que desgraciadamente muchos han pagado con sus vidas.

Sirva este recordatorio como una llamada a la responsabilidad, como una alerta de lo que nos viene encima, pensando en el buen sentido común dotándonos de un mínimo de raciocinio, para acabar más pronto que tarde con esta lacra pandémica de dimensiones mundiales.