Opinión
Por
  • DIEGO SÁNCHEZ BOLSA

Destitución

Ha causado cierta sorpresa en la ciudadanía la última destitución como portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados por parte de su presidente.

Hasta el presente, lo cierto es que no ha sido un camino de rosas ni un paseo militar su asentamiento en el liderazgo del principal partido en la oposición sino más bien una carrera de obstáculos, propiciados -eso sí- más que por los ataques del enemigo político, por el habitual comportamiento de "ir a su bola" y la alborotada vida parlamentaria de algunos de su partido.

Como el caso reciente de la aristócrata que ejercía hasta ahora la portavocía y que suscitaba tantas filias como fobias en las propias filas del partido conservador.

Pues bien, fiel a su estilo, tiempo le ha faltado para criticar los argumentos del presidente para relevarla de su cargo considerándolos desdichados, así como para proclamar a los cuatro vientos que no admiten discrepancia interna alguna, además de señalar que no tiene decisión tomada aún, sobre si continuará en el futuro con su acta de diputada ¡ojo¡ en las filas populares.

Sea como fuere, la concepción de libertad de ella es absolutamente incompatible con la de autoridad de él, quien -indiscutiblemente- con esta sustitución, se ha quitado una china de su zapato.