Opinión
Por
  • NURIA MORAL

La vuelta al cole

Ya estamos en septiembre, la vuelta al cole es inminente y la mayoría de nosotros no sabemos qué va a pasar: qué va a pasar con nuestros hijos, con nuestros trabajos, con nuestra propia salud o con la de nuestros padres.

Han sido unos meses muy intensos en los que hemos tenido de todo, desde balcones llenos de aplausos hasta gente muriendo sola, familias encerradas juntas y otras separadas para protegerse. Ha habido momentos de celebración pero muchos más de agotamiento y desesperación.

La verdad es que el ritmo de publicaciones científicas de la COVID-19 en estos meses ha sido frenético y no ha sido fácil, ni lo es a día de hoy asimilar toda la información que nos va llegando porque, en ocasiones, se contradice a la publicada un par de semanas antes. Lo que ayer parecía que se solucionaba hoy parece estar muchísimo peor.

Ahora llega la vuelta al cole, indiscutiblemente necesaria pero… Por cuanto tiempo, merece la pena arriesgar la salud de nuestros hijos por 15 días de colegio. Estamos a la vuelta del otoño invierno con lo que conlleva, y este año más que nunca, catarros, gripes, bronquitis, gastroenteritis, etc… lo que nos genera sintomatología compatible con la covid-19. ¿Va a ser posible mantener aulas abiertas con niños y profesorado sanos?

Desde mi humilde punto de vista creo que a fecha de hoy hay un gran problema, se está dejando todo para última hora y no se está dotando de recursos suficientes a la educación. Vamos tarde y mal, nos hemos sentado a decidir cuántas personas tiene que haber reunidas en una celebración, cuánta distancia tiene que haber entre mesa y mesa en una terraza, a qué distancia hay que colocar las toallas en la playa,. y muchísimas cosas más, todas necesarias, pero a lo mejor no tan importantes como la salud y educación de los niños que son la base de la cultura de una sociedad.

Es cierto que vivimos en un país que dependemos del ocio y del turismo. Nuestro motor impulsor de la economía y de nuestra manera de vivir, es la hostelería y todo lo que tiene que ver con el ocio.

Este país ha llegado a una situación en que nos mataba la covid-19 o nos moríamos de hambre.

Pero esto no es razón para dejar a un lado la educación o más bien la salud de nuestros hijos.

Como madre opino y temo por la salud de mis hijos. Soy sanitaria y en estos días y meses de pandemia me ha tocado vivir la realidad más fea, cruda y triste, por eso no estoy de acuerdo con que a los niños no le va a pasar nada, que no van a enfermar y que si enferman van a ser cosas leves.

Mis recelos surgen de que no conocemos la COVID-19, no conocemos los efectos secundarios que puede producir en nuestro organismo una vez superada la enfermedad y un niño tiene muchos años para que esas secuelas den la cara.

No es justo que algunas personas llevemos más de 5 meses de nuestras vidas intentándolo hacer lo mejor posible y que por que se haya decidido en unos despachos que no pasa nada por volver a las escuelas no se dote a la educación de recursos físicos y materiales (ratios de más de 20 niños en una clase , ¿no eran reuniones de máximo 10 personas?.... el profesor como responsable de que esos niños cumplan las medidas de prevención, ¿su única función en el colegio es ahora la educación sanitaria?... Tampoco creo que sea correcto que las mascarillas las tengan que llevar a partir de 6 años, ¿pueden mantener distancias de seguridad?... Un niño de 3 años si se le explica, comprende muy bien el uso de la mascarilla, mejor incluso que mantener distancias que es imposible. Tantas y tantas cosas que ayudarían a facilitar el día a día en las aulas después de la pandemia.

Desde mi punto de vista sí tienen que estar en las aulas, pero tienen que estar protegidos, por ellos y por los demás, hay que ser constantes lavándose las manos (hay que enseñar correcto lavado de manos) pero también hay que enseñar que tienen que llevar la mascarilla puesta (no a partir de los 6 años, a partir de los 3 años).

Yo como madre temo por mis hijos y los profesores porque temen... Son padres, hijos, esposos, hermanos... Temen por su familia, por sus hijos y por ellos mismos. Como todo hijo de vecino. Pero también hay otro punto que temen, el perder la esencia del profesorado, la vocación con la que luchan día a día, enseñar al alumnado cara a cara… Esa misma vocación que los profesionales sanitarios sacamos día a día para luchar y vencer las guerras aunque perdamos muchas batallas.

Todos estamos en el mismo barco, tenemos que buscar la mejor solución para mantener la salud y la educación de los nuestros.

Al final todos somos personas preocupadas.