Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Un sector del automóvil expectante

El sector del automóvil es profundamente empático. De hecho, en esta faceta se juega los cuartos. Es una actividad que vive tanto de la observación del mercado como de su capacidad para convencer a la sociedad y a la clientela de que la adquisición de un vehículo va a propiciar una mejora en las condiciones de viaje, una optimización del bienestar, una posición social más elevada, una mayor seguridad en los desplazamientos y, además, un confort superior. Es uno de los principales objetos dentro de una civilización que contempla el ocio como uno de los fundamentos de su existencia, y que ejerce sus profesiones con las prestaciones más agradables. De ahí que una evolución idónea de esta industria y su comercio ayude a un parque más nuevo, con adelantos espectaculares en la ingeniería y las tecnologías, y al progreso general de los países, porque además genera empleo y riqueza allí donde sus plantas congregan a miles de trabajadores.

El automóvil es un motor de la economía y, cuando su trayectoria pincha, la pérdida de confianza se extiende a otros segmentos de la economía. Después de un atisbo de esperanza en julio tras los descalabros de la etapa del confinamiento, agosto ha devuelto a la realidad con una caída de más de 15,5 puntos en nuestra provincia que conllevan un global en el año de 35. Un mes tradicionalmente apático pero las comparativas se establecen de ejercicio en ejercicio. Existe margen de mejora porque, además, los estímulos para el consumo todavía se prolongan durante el año y existirá una correlación importante entre el sector y la economía en general. Y, ya que nos hallamos en tiempos de elaboración de presupuestos, habrá que afinar más incluso la apuesta por la sostenibilidad y el pragmatismo en las ayudas.