Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La nueva normalidad, versión 2

La Consejera de Sanidad anunció ayer la orden que se emitirá hoy para devolver a todo el territorio aragonés la normalidad propia de estas circunstancias, que desde luego no es la rutina previa a marzo. Dejan las limitaciones propias de la fase 2 flexibilizada Huesca capital, Zaragoza capital y la Comarca Central, Bajo Cinca y Bajo Aragón-Caspe, con el argumento del descenso de la incidencia del virus y el final del verano. Dentro del desconcierto que no ocultan responsables de la gestión sanitaria y profesionales por la evolución incierta y errática de la pandemia, desde dentro de Aragón no da la sensación de que se haya actuado de manera ni temeraria ni negligente. Sin necesidad de comparativas, ha habido una aplicación notable de medios de diagnóstico y terapéuticos para contener el avance del coronavirus y, como consecuencia, ahora se llega al punto de partida previo a los rebrotes. Ha coadyuvado, además, la sensatez en el conjunto del arco institucional cuya prudencia ha contagiado a la ciudadanía como se ha apreciado en el caso de Huesca capital en celebraciones previsiblemente multitudinarias como el ascenso a Primera o San Lorenzo, que quedaron en festejos domésticos en las casas o en las redes sociales.

Ni es la vieja normalidad ni la nueva proclamada cuando decaída por vez primera la virulencia de las estadísticas. Es una realidad con un mayor control, con un escenario en el que se suman los colegios y lo harán las universidades, con unas restricciones más importantes en el ocio y, además, con una mayor experiencia colectiva de las consecuencias de no ejercer la responsabilidad de forma muy estricta. El horizonte es ignoto, el otoño está a la vuelta de la esquina y hemos de lograr que la normalidad sea cuidarnos mucho. Ese ha de ser nuestro compromiso.