Opinión
Por
  • Teófilo Marco Estella

Acontecimiento no deseado

Tiene mucha razón la canción mejicana de los años 60 que decía más o menos: "y tú que te creías el rey de todo el mundo. Y tú que nunca fuiste capaz de perdonar, pero hoy tu buena suerte la racha te ha cambiado, y hoy que estás acabado qué lástima me das." No somos el rey de todo y mucho menos Dios, pretensión de Adán y Eva, que quisieron ser como Dios y no lograron tal cosa. La herencia que nos dejaron es una humanidad muy limitada y hay que aceptarla con humildad. Por ello no podemos evitar algún acontecimiento no deseado que viene de la manera inesperada: una grave enfermedad o la desventura. Un día nos dan la noticia de que un familiar o amigo ha tenido un accidente de automóvil y ha fallecido, acontecimiento que no deseamos y que nos llega de sopetón. Estos acontecimientos nos recuerdan que somos humanos y no Dios, y nos deben de ayudar a ser más sencillos y humildes. Nos vemos sometidos a una continua variación en medio de un mundo agitado que no permanece igual en un solo instante. Así que el hombre, el ser vivo, nace, crece, y muere, y esto es lo normal en la vida, porque no somos Dios eterno y permanente. El Covid-19 nos lo recuerda.

El hombre soberbio, el que se cree rey de todo, que quiere ser Dios, ante un acontecimiento no deseado se rebela, se llena de ira, grita y maldice. El hombre humilde acepta lo que el paso del tiempo trae: desgaste físico, las limitaciones de la madurez, los achaques de la vejez, una grave enfermedad? En el libro Camino del santo aragonés, de Barbastro, Josemaría Escrivá se lee en el punto 8: "Serenidad. ¿Por qué has de enfadarte si enfadándote ofendes a Dios, molestas al prójimo, pasas tú un mal rato? y te has de desenfadar al fin " Si aceptamos la realidad de la vida, de lo que somos, seremos sencillos y humildes y nos dejaremos ayudar con calma y paz, y los acontecimientos no deseados los llevaremos mucho mejor.