Opinión
Por
  • ASUN SÁNCHEZ RAMOS

Regalo

Desde los tiempos más remotos de la humanidad, la acción de dar un regalo -cualquiera que sea su importancia- ha sido considerada un acto de verdadera generosidad.

Porque el hecho de regalar siempre ha sido un símbolo de concordia, empatía, amistad, e, incluso de paz, en el que una persona pretende conseguir la felicidad de otra.

Aparte de esos objetos, paquetes, bolsas y presentes, que -en el fondo- hablan por sí solos, son también ¡qué duda cabe! una cuestión de sentimientos y, en ello, el marketing aún no ha logrado mandar, afortunadamente.

Cierto que hay fechas especialmente propicias, como onomásticas, cumpleaños, aniversarios, y hasta fiestas populares o navideñas, aunque cualquier momento ¿por qué no puede ser el apropiado.

Y es que, además de que supone un reflejo de nuestra auténtica personalidad muchas veces, estudios de expertos en el tema concluyen que, quienes los ofrecen desinteresadamente al prójimo, sienten aún más satisfacción que los que los reciben y ¡ojo! durante más tiempo.