Opinión
Por
  • VICENTE FRANCO GIL

Sentencia de muerte

No se ha hecho de rogar la tramitación parlamentaria de la futura (en su caso) ley de la eutanasia en España. El gobierno de la nación, así como un buen número de diputados, apuestan por construir una sociedad sobre los cimientos de la muerte y la desolación y no en la esperanza y la solidaridad. Con el argumentario de que el dolor y las enfermedades terminales restan dignidad al ser humano, orientan su eje político hacia el exterminio en vez de mitigar, con cuidados paliativos, el sufrimiento hasta la muerte natural. De ser aprobada dicha ley, se corre el peligro de caer en la tentación de efectuar homicidios encubiertos, ahorrando por ello en gasto sanitario y asistencial. En sociedades donde lo material sustenta una visión nihilista de la vida, y donde la indiferencia nutre con perspectiva relativista la profundidad de lo humano, solo cabe esperar el descarte de los más débiles e indefensos, apartándolos de los intereses creados. Con el eufemismo de "muerte dulce" se nos persuade a ejercer libremente el final anticipado de nuestra existencia, sin posibilidad de contemplar alternativa alguna. En fin, craso error de manipulado sesgo que traerá como causa un luctuoso e irreversible caos.