Opinión
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  • Diario del Altoaragón

El Justicia y el pacto intergeneracional

Si de la institución del Justiciazgo tenemos muchos motivos para sentirnos orgullosos por su acrisolada historia, la confianza se refuerza cuando la figura que lo titula se aleja de posiciones oficialistas para ponerse del lado de los sectores más vulnerables de la sociedad, aquellos que otorgan un sentido más pleno a este poder. El informe sobre los centros de mayores constituirá una referencia para el futuro, una verdadera jurisdicción aun con el alcance que le otorguen sus competencias sobre la manera de tratar a este colectivo de la manera más digna e íntegra. Tal es así, que en la recomendación de abandonar el "sistema de asilo" se aloja una reivindicación que debiéramos asumir seriamente entre todos: dejar de utilizar un término que, en sus acepciones en la Real Academia, se aleja de la realidad de quienes han edificado el mundo que hoy disfrutamos para concentrarse exclusivamente en perseguidos y menesterosos. Zaherir con el lenguaje de esta forma a la Tercera Edad es todo un síntoma de la forma en que minusvaloramos el heroico rol de quienes más han sufrido los devastadores efectos de esta pandemia.

Exactamente igual que seremos capaces de desaprovechar la magnífica oportunidad de repensar la educación o la sanidad, de no acudir al rincón de nuestra conciencia tampoco ofreceremos soluciones en unas instalaciones que se han mostrado frágiles y que además han quedado debilitadas. Las residencias han padecido el ataque furibundo del virus entre la hipocresía de buena parte de la sociedad, aliviada por el perfil de las víctimas más indefensas. Y está no sólo en la política, sino fundamentalmente en la ética, la respuesta con lo que certeramente define Dolado como el "pacto intergeneracional" que es el cimiento para cambiar todo con la naturalidad de la justicia.