Opinión
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  • DIARIO DEL ALTOARAGÓN

El arte reconvertido, la cultura resiliente

Atraviesa la cultura una coyuntura crítica. Cuando los creadores sufren, la sociedad se empobrece. Los argumentos falaces sobre los presuntos tratos de favor a la industria cultural se desvanecen no sólo ante la realidad, sino fundamentalmente frente al edificio educativo y ético que pretendemos elevar. De haber algún abuso o corrupción, lo que procede no es envalentonarse con una acusación generalizada, sino denunciar el caso concreto, que requiere más valentía y, sobre todo, rigor. Y, si pensamos que es la administración la que tiene que salvar este sector, también estaremos incurriendo en una hipérbole profundamente inquietante: la integridad de la cultura nos compete a todos, porque en ella reside la preservación de los valores sembrados durante siglos y milenios de meritoria labor colectiva.

El arte se reconvierte porque la cultura es resiliente. Porque ha conocido etapas en las que se soportaba sobre carromatos destartalados, corrales polvorientos y plazas descuidadas, sobre calles por las que corría el desdén general en las que, empero, salvaba la escena la mirada curiosa de un niño, la visión escudriñadora de un amante de la creación. Por eso hay que saludar y recorrer las vías de Monzón en Arteria Ciudad, pletóricas de 300 manifestaciones plásticas dignas de admiración. Y por la misma razón ese remanso de luz que va a ser la sala CAI de Huesca con 33 obras de artistas dotados pese a su enfermedad de las manos que guían los ojos, cuya inspiración procede del alma. La diversidad es otra lección impagable que nos ofrece el arte, a la vez belleza y terapia, sucesivamente borrasca y paz. Los ciudadanos del Alto Aragón, tierra dotada para la sensibilidad, tenemos un compromiso largamente cultivado: seamos conservacionistas de la cultura. Hagámosla sostenible.