Opinión
Por
  • JIMENA SÁNCHEZ CALDERÓN

Uñas

No hay más que echar un leve vistazo en nuestro paseo ciudadano, para observar la proliferación de tiendas dedicadas al arreglo de las uñas, que parecen haber llegado a nuestro país para quedarse.

Así lo confirman las numerosas salones o salas de manicura instaladas a lo largo de las principales calles y plazas de las más importantes ciudades, sobre todo, durante los últimos meses, y que -según estimaciones oficiales- alcanzan ya cifras de millones de euros.

No obstante, la parte del león de esta suculenta tarta a modo de "nuevo nicho" que conforman este tipo de negocios, pertenece a empresarios procedentes del gigante asiático, con lo cual la privacidad, el silencio, y también el misterio, están más que asegurados.

Y es que, una vez en el establecimiento, y -al igual que pasa con los enormes bazares ubicados en los sitios más caros de las grandes urbes- un amplio abanico de posibilidades y ¡ojo¡ a bajo precio, es ofrecido al cliente, como -entre otros - uñas de gel, permanentes o casi, coloridas o descoloridas, artísticas, de porcelana, con purpurina, o incluso "kilométricas" de nombre Rosalía.