Opinión
Por
  • TEÓFILO JARCO ESTELLA

Reeducación personal

La ciencia ha dado al hombre una mayor conciencia de su poder. La técnica domina la naturaleza en mayor grado que en épocas pasadas, y permite que la humanidad sueñe con llegar a un más alto nivel de cultura, de vida material. Pero a pesar de todas estas mejoras para la sociedad humana, siguen las injusticias, los vicios, las guerras? Tantos siglos de convivencia entre los hombres y, todavía tanto odio, tanta destrucción, tanto fanatismo acumulado. Razón tenía el poeta Quevedo al escribir: "que son buenos los buenos, más poquitos, y son malos los malos, pero muchos".

¿Qué puede un solo hombre hacer ante las injusticias, las guerras y todo el mal Porque hacer que los demás, los que los cometen sean mejores personas es empresa muy difícil y puede que escape a nuestras posibilidades. Así que es más provechoso emplear el tiempo y las energías en el mejoramiento propio, en la preeducación personal. Así habrá un sinvergüenza menos en el mundo, aunque hiervan en torno nuestro todas las maldades que los hombres somos capaces de cometer.

En la persona humana anidan un ángel y un demonio, y por ello el hombre es una energía concentrada, de un dinamismo inmensurable capaz de todas explosiones buenas y malas. Así que la reeducación personal es el arte de sacar a primer plano ese hombre-ángel bueno, que espera ser llamado a escena y ocuparla por completo. Para que no suceda en la sociedad lo que el poeta Gabriel y Galán dice en un verso refiriéndose a los habitantes de la gran ciudad: "¡saben vivir unidos amándose muy poco!" El hombre-ángel bueno, que ama a su prójimo recibe este elogio del poeta Lope de Vega: "Dichoso aquel, un Dios que te ama a ti, en ti al amigo con honesta fe, y al enemigo por amor de ti." Hoy, que los buenos sigan siendo buenos para los que tienen el COVID 19.