Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Sostenibilidad desde la base

Acabábamos convenciendo a la sociedad de que la buena vida era otra cosa: amor, cuidado, conexión... Y que debíamos encontrar un equilibrio con la naturaleza. No nos esperábamos que de aquel virus pudiera salir algo bueno. Este presente podría ser muy diferente, pero ocurrió la lucidez. Y hoy vivimos así de bien en este planeta hermoso". Es el relato de la abuela que protagoniza "Entre guisantes", un cortometraje futurista de la comisión de Medio Ambiente del Colegio San Juan de la Peña de Jaca, ambientado desde la perspectiva de décadas posteriores en el año de la pandemia del coronavirus en el que la especie humana tuvo la oportunidad de descubrir los valores y la esencia de la vida frente a los excesos que venían perjudicando al planeta y a las personas.

En un tiempo en el que las expectativas de los niños y los jóvenes se enmarcan en tecnologías y tendencias que poco o nada tienen que ver con la condición humana hasta el punto de que la inacción amenaza con el adelanto de tendencias inquietantes como una robótica inadecuadamente dirigida, que los centros escolares sean capaces de detenerse un tiempo, reflexionar, abstraer el presente para percibir cuál es la verdadera esencia de la humanidad y concebir los derroteros por los que han de encauzar su porvenir es prometedor. Conformar ciudadanos críticos que entiendan la trascendencia de la armonía con la naturaleza y la necesidad de profundizar tanto en los conocimientos como en la ética es con absoluta seguridad la única senda por la que se puede edificar una sociedad sana. Unas comunidades cargadas de virtudes como la generosidad, la solidaridad, el entendimiento de la diversidad, la ecología, la buena educación, la igualdad y ese compendio de intenciones que hoy definimos como los ODS. Desde Jaca nos muestran la vía.