Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

Perros y humanos

Habría que cambiar la expresión "como elefante en una cacharrería" por "como jabalí en una tienda de chinos". No es normal que un elefante se cuele en una tienda dado su tamaño, pero un jabalí puede entrar sin ningún problema en una tienda por pequeña que sea y destrozar todo lo que encuentra a su paso, que es lo que ha sucedido y se ha visto en un vídeo que ha circulado por los medios de comunicación. Claro que el daño que causa un jabalí es muy inferior al que causaría un elefante. Hay lugares en los que no tiene sentido que estén los animales. Incluso a los perros se les veta la entrada en los comercios y sus dueños han de atarlos en unas anillas de pared junto a la puerta o, en caso de no disponer de ellas, en un poste o en un árbol. Tampoco es normal que cientos de cangrejos mutantes visiten un cementerio, este año casi no ha habido ni humanos en ellos. Los difuntos han estado más solos que nunca. La invasión de los cangrejos mutantes sucedió en el cementerio de Schoonselhof, junto a la ciudad belga de Amberes, en donde están enterrados soldados fallecidos durante la Segunda Guerra Mundial. A causa del confinamiento al que nos sometieron las autoridades competentes en marzo y abril, los animales invadieron las calles de muchas localidades. Los jabalíes, cabras y hasta algún oso, se vieron paseando tranquilamente por las calles vacías de algunas localidades. Alguien dijo que tras una sacudida, la naturaleza tiende a recuperar el terreno perdido. El naturalista Joaquín Araujo manifestó que asistíamos a una recolonización de los espacios urbanos por especies silvestres. Añadió que al confinarnos por miedo al virus, lo que hacemos es liberar a quienes nos tenían miedo. Fue gracias a la necesidad de pasear a las mascotas, en concreto a los perros, una de las justificaciones para salir a la calle durante el confinamiento domiciliario de primavera. Más que pasarlas a ellas, eran ellas las que paseaban a sus dueños. No sólo se convirtieron en los mejores amigos del hombre, sino además en los mejores compañeros de paseo. Según investigaciones, los perros fueron domesticados hace 20.000 años y acompañaban al ser humano que vivía como un cazador-recolector. La amistad comenzó cuando un grupo de lobos comenzó a seguir a cazadores en el Paleolítico en busca de los restos de comida que dejaban a su paso.