Opinión
Por
  • JAVIER GARCÍA ANTÓN

Habemus Comité

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EFE

Él, que fue perseguido por fascistas italianos y "titoístas", don Luka para los discípulos (miles en más de treinta promociones), explicaba que la libertad era una facultad volitiva independiente de las leyes y las circunstancias, para elegir entre posibilidades distintas con plena responsabilidad moral. Un pluralismo educado. Brajnovic, el gran predicador de la deontología de periodistas activos y respetuosos con sus audiencias. Profesionales dignamente retribuidos que, cuando se expresan, encienden la luz allí donde reina la oscuridad. La lumbre que, esparcida, no puede ser sofocada en el alma que la ha recibido.

Nada se puede esperar del "director de orquesta" que inspira Moncloa, pero cabía desear que el secretario de Estado de Comunicación una aplicación coherente a los principios de la ética, baluartes al servicios de la democrcia. Sólo desde la desmemoria o la pereza se explica el impulso a un Comité contra la Desinformación al parecer más prioritario que el de expertos sanitarios y científicos contra la pandemia, tras no pocos patizanos y tras la sucesión del rocío de decenas de millones a las televisiones y a algunos medios digitales de adhesión inquebrantable al más viejo e inquietante estilo, ayunos el resto de pan y agua. Si acaso, cebolla para llorar.

Resulta obvio que somos los primeros interesados en que triunfe la información veraz y la opinión diversa. Los paganos de las noticias falsas y las RRSS. Pero el cumplimiento de las reglas deontológicas no puede confiarse al Napoleón de Rebelión en la Granja. Existen los colegios y profesionales independientes y con solvencia intelectual y moral. Tanto como para afear, si menester fuere, el desvarío de las ruedas de prensa que ha dirigido Oliver.