Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Deporte, vencer y convencer

En la analogía establecida con uno de los términos deportivos, se sostiene la virtud de vencer y convencer. Una renuncia al resultadismo, a la mera eficacia sin belleza ni autenticidad. En el caso de la pandemia, lo cierto es que lo fundamental sí son los guarismos, esto es, la reducción de la incidencia del coronavirus con el objetivo hoy utópico de situar el número de contagios en el cero. Vencer, como sea, con el mínimo número de bajas (pese a que las acumuladas ya son horrorosas), con las repercusiones más nimias para la salud pública e individual. Y, sin embargo, en ese tránsito una buena gestión institucional debiera llevar hacia el convencimiento, concepto en este caso atribuible a la generación de certezas hoy inexistentes casi hasta el infinito. La propagación oculta sus razones a la ciencia, a los profesionales y no digamos a los gobernantes.

Si ya las restricciones en la hostelería y el comercio fueron discutibles y rebatidas, el nuevo escenario para el deporte, con cierre de todas las instalaciones bajo techo, no está exento de dosis sustanciosas de controversia. La falta de evidencias y la insuficiencia de las estadísticas pone en entredicho unas medidas tan drásticas, sobre todo en gimnasios y recintos donde se aplica una meticulosa política de protección de los practicantes y de los trabajadores. En este riego a manta, cada vez más sectores ven reducida no sólo su actividad, sino además su rentabilidad y viabilidad. La pregunta, para la que nadie tiene respuesta -ya se lo anticipamos-, es si estas acciones repercutirán positivamente en el combate contra el virus, de manera que el sacrificio no sea en vano. En esta etapa de la tercera ola -es muy bonancible aludir a una segunda, si acaso es la continuación de la primera-, se buscan argumentos volteando la ecuación: convencer y vencer.