Opinión
Por
  • MIGUEL ÁNGEL FUSTERO AGUIRRE

No hay salvadores, es responsabilidad de todos

N ADIE, y digo nadie, de cuantos se sienten demócratas, amantes de la libertad, la justicia social, la igualdad, la fraternidad, puede estar en silencio. El callar, el desencanto, doblar la rodilla, militar en el escepticismo, pasar, no creer en nada,… significa ser cómplice de un peligro que amenaza nuestra sociedad.

No hay neutralidad posible, todos y cada uno de nosotros debe aportar su granito de arena para vencer la pandemia y también al retroceso reaccionario y/o falsamente radical que se aprovecha de la situación que estamos viviendo. Estos fenómenos no solo se producen en nuestro país, también en otros de nuestro entorno e incluso en potencias como EE.UU.

En España, que tanto sufrió por el enfrentamiento de unos contra otros en la guerra civil y en el posterior periodo de cuarenta años, donde los vencedores quisieron machacar, exterminar y humillar a los vencidos, no cabe ni se debe permitir la confrontación artificial entre los de un bando y del otro. Aquí no había dos bandos y no debemos permitir que se creen.

Precisamente por eso, aquí no pueden abrirse paso pensamientos reaccionarios y/o radicales, que en nombre de la libertad, de ir contra el gobierno de turno, de símbolos, patriotismos de pacotilla, memorias, interpretaciones de la historia faltas del mínimo rigor, etcétera, nos retrotraigan a aquella época.

Es falso, hipócrita y cobarde, justificar acciones así o ponerse de perfil por intereses políticos, "no se puede admitir de ninguna de las formas totalitarismos, falta de respeto hacia quienes no piensan igual, egoísmos de solo pensar individualmente sin tener en cuenta que el incumplimiento de las recomendaciones de las autoridades sanitarias puede ocasionar daño, enfermedad o muerte a otras personas,… No se pueden reabrir heridas casi cicatrizadas por bastardos intereses partidistas. No puede tolerarse semejante decrepitud, no hay excusa que valga y quien no combate estos planteamientos, por acción u omisión, es cómplice de los mismos".

Y ¿por qué Son diversas las causas: - El planeta se está quedando huérfano de valores que favorezcan la convivencia. El individualismo, la falta de compromiso y generosidad, la ingratitud, los intereses económicos, el poder del dinero, la ausencia de principios, la corrupción sistémica, la injusticia,.... campan a sus anchas.

- Aquí hay tardofranquismo. Para algunos no hubo cambio real. Algunas Instituciones se han retratado, no tienen sentido en una sociedad avanzada donde el mérito y la cualificación son básicos ,y por si esto no fuera suficiente, están aún más en cuestión por las tropelías de golfos inviolables que están saliendo a la luz. Tardará más o menos, pero caerán por su propio peso.

- Unos y otros, quienes se enfundan en la bandera como si fuera patrimonio suyo, quienes vuelven al pasado y tratan de azuzar a mucha gente, que habían perdonado u olvidado, en otros casos ni siquiera habían nacido o tenían uso de razón, ambos hacen un daño terrible a nuestro país.

- Existen niñatos oportunistas que hablaban de devolver la voz al pueblo, tocar el cielo con las manos, se apropiaron indebidamente de trayectorias políticas e ideológicas, suplantaron la verdadera izquierda real. Han pisoteado años de lucha, proyectos serios, son tergiversadores del lenguaje,… Sí, estos también han provocado y favorecido la evolución de pensamientos y acciones retrógradas, suya también es la responsabilidad. Sus pactos de botellines, sus falaces llamamientos a que hable la gente, las bases, su intelectualismo de salón y casoplón fabrican división, confrontación, resucitan momentos históricos que costó mucha sangre y muchas concesiones conquistar. También quienes a lomos de un caballo vienen cual Cid Campeador, insultándonos a la memoria, cuando no hace mucho estaban en la nómina de la que llaman derechita cobarde.

- También tienen su responsabilidad, y no menor, "césares que en nombre de su pedigrí, de expresidentes, salen a la palestra, no para colaborar y buscar el interés general, sino para aupar su egolatría, su total falta de autocrítica, defendiendo siempre los intereses del poder.

- Y no quiero olvidarme de la falta total de independencia, ética, libertad informativa real, quienes confunden información y opinión, cuando realmente sirven a los mismos amos, los grupos económicos que están detrás de los más potentes grupos mediáticos. Se han erigido por la mediocridad política imperante, en un poder similar a los que debieran componer una auténtica división de poderes en un estado democrático y de derecho, y hasta se permiten cuestionar a estos.

Esta sociedad necesita honestidad intelectual, ética, ideológica, política y moral. El ciudadano de a píe necesita que sus representantes no le engañen, que le digan la verdad, que sirvan y no se sirvan de sus cargos y sillones. La gente necesita que quienes eligen para representarles defiendan el interés general y traten de buscar acuerdos desde la cesión mutua, para dar soluciones, no que utilicen aquella máxima de cuanto peor mejor –refiriéndose al adversario político- para obtener interés partidario o personal, con una preocupante falta total de altura de miras. Los hombres y mujeres de este país y de otros del planeta, necesitan herramientas que verdaderamente les ilusionen, en las que creer, no agotados modelos partidistas, corporativos o salvadores anacrónicos que atentan la convivencia. Aquí hace falta sentido de estado, nivel político, capacidad de gestión, saber priorizar,… ahora eso es sumar y aportar para detener la pandemia y que sus repercusiones sean lo menos lesivas para nuestras sociedades. Es la responsabilidad de todos nosotros.