Opinión
Por
  • JAVIER GARCÍA ANTÓN

Grandes alegrías

Grandes alegrías
Grandes alegrías
S.E.

Pearl S. Buck, Nobel de Literatura en 1938, escribió que a veces nos perdemos las pequeñas alegrías que nos concede la vida por empecinarnos en la búsqueda de la gran felicidad.

La autora de la trilogía de La Buena Tierra no vivió los tiempos de la covid. De haber estado de cuerpo presente en estos días, hubiera reforzado su mensaje con la convicción de que las minúsculas sonrisas que nos entrega la existencia pueden crecer hasta provocarnos un júbilo rayano en lo celestial.

Asediados como estamos por el virus, celebramos cada alta con una expresión exultante, desde el "albricias" al esnob "for ever". Ayer, sin ir más lejos, ese foro de una vitalidad extraordinaria que es el Huesca Excelente bulló sin límites por el alta de Julio Luzán, días después de Lydia, su cónyuge, y de Diego, Fernando, Lourdes y su hija Rosana. En su resistencia hasta ganar la batalla final, habían contado con la guía espiritual e intelectual de Ignacio y Nuria, avanzados siempre para dar ejemplo. En la salud y la enfermedad, como en los enlaces nupciales. Juntos, mejores. Y no es eslogan oficial.

En la sanación, la fuerza de voluntad de un corazón magnánimo como el de Julio, que hizo una pausa para cuidarse tras diseñar el 35 del aniversario de este diario. Todas estas señoras y señores, siempre bajo las plegarias salvadoras de Lourdes, la ciencia de las nuevas incorporaciones y la conciencia colectiva, son ejemplo que necesita esta sociedad. En un hervidero de humanidad, fueron motores, junto a Concahusa de Sergio Bernués, del medio millón de pantallas protectoras de Julio que fueron maná para sanitarios y profesionales de la primera ola. Imprescindibles porque su grandeza, como dijo Kennedy, está en su fuerza moral.