Opinión
Por
  • ROGER IZOARD GEPE

Jorge Mario Bergoglio

El Papa Francisco, en pleno siglo XXI, se atreve por fin a manifestar que los homosexuales no han que ser discriminados y que tienen derecho a convivir en sociedad, en igualdad de derechos y obligaciones, que todos los demás.

Para un católico por tradición, no practicante y de poca fe, pese que a primera vista me pareció una declaración de lo más banal y sin ninguna importancia, con el paso de los días y analizando la institución a la que Bergoglio representa, el momento y las consecuencias, reconozco a las palabras del Pontífice un valor incalculable.

El Papa Francisco disfrazado de Jorge Mario Bergoglio, pero desde la posición del primero, tuvo la ernome valentía de decir que una sociedad justa y en paz, no puede discriminar por razones de sexo y lo hizo con esa naturalidad tan suya que siempre transmite y que le hace, de lejos, el papa más cercano, humilde y humano que yo haya conocido.

Espero de veras que estas palabras tengan efectos positivos en la Iglesia católica propiamente dicho y en sus seguidores, en la sociedad en general y, sobre todo, con relación a los y las homosexuales que, por perjuicios creados por una sociedad cobarde ante sus propios miedos, no pueden sentirse iguales y en muchas partes del mundo, son perseguidos y humillados.

¡Bravo por Jorge Mario Bergoglio! ¡Bravo por el Papa Francisco!