Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La necesaria reivindicación de la trufa

Duele encender el televisor y comprobar la identificación de la trufa negra fuera de nuestra provincia. No se trata de establecer una competición (de hecho, lo mejor es la cooperación y las administraciones debieran favorecer la promoción de Aragón como la gran fuente desde la que brota la mejor Tuber Melanosporum del mundo. Esa es una afirmación apodíctica, incontrovertible, y además constituye un punto de partida para que la reputación del "oro negro" trascienda no sólo nuestra región, sino hasta nuestro país para erigirse en un producto deseado en los mejores mercados nacionales y del mundo. Por las características naturales, nuestro Pirineo es la principal superficie cuantitativamente de España para la recolección de este hongo, y sus cualidades organolépticas disfrutan de un nivel máximo.

Exactamente igual que para generar un destino complejo y atractivo la concentración de esfuerzos, de mensajes y de estrategias es básico, en el caso de la trufa negra conviene recordar que se trata de un producto líder, diferencial y, consecuentemente, apropiado para que el conjunto de la despensa aragonesa y oscense se beneficie de su capacidad de proyección. Un fruto en torno al cual sobrevuela una atmósfera enigmática, profunda, por leyendas y por realidades, que han de integrarse dentro de un relato fascinante desde el que componer un discurso gastronómico irresistible y, por tanto, muy fructífero.

En una tierra donde el recetario tiene la fortuna de gozar de una riqueza pródiga en tierras, granjas, montes, ríos y aire, la localización de este manjar en Graus, la Ribagorza y el Pirineo representa una oportunidad que ninguna campaña de promoción puede dejar escapar. Y, si es sumando con los otros espacios truferos de Aragón, la suma acaba multiplicando.