Opinión
Por
  • FRANCISCO MURO DE ISCAR

¿Por qué siguen en el gobierno?

¿Por qué siguen en el gobierno?
¿Por qué siguen en el gobierno?

Siempre he pensado que la mejor solución para evitar la crisis del Consejo del Poder Judicial es que, cumplido el plazo y sin acuerdo entre los partidos, todos sus miembros dimitan y se vayan a casa. Seguro que se solucionaba el problema con urgencia.

Lo mismo pienso del Gobierno. ¿Por qué algunos de sus ministros -no hablo de los de Podemos ni de otros que, mientras les dejen, no se desengancharán ni con aceite hirviendo- con carreras de mérito, sin problemas de empleo porque han trabajado antes, que han demostrado mesura y han defendido siempre la libertad y la democracia, siguen en sus cargos?

La deriva de este Gobierno no ha sorprendido a nadie. El pacto de investidura con los socios que le siguen sosteniendo era evidente que conducía a una hipoteca con un altísimo interés que se pagaría más pronto que tarde. Pero empieza a ir por unos derroteros peligrosos en un Estado de Derecho. Hasta en Europa se han encendido las alarmas y ya nos han dado los primeros avisos.

Hay una larga lista de razones. La voluntad de modificar la elección de los miembros del Poder Judicial por una minoría no cualificada que facilitara su control; el innecesario y sectario proyecto de ley de memoria democrática, mientras se olvida la tragedia causada por ETA; la creación de ese "Ministerio de la Verdad" que esconde la voluntad de controlar los medios de comunicación públicos y privados; la eliminación del castellano como lengua oficial y vehicular en la enseñanza y la propia Ley Celáa que no esconde la intención de acabar con la enseñanza concertada y con la propia libertad de enseñanza y de creación de centros; la reforma del delito de sedición a la medida de las reclamaciones del independentismo catalán; el reiterado desprecio del vicepresidente Iglesias y de alguno de sus ministros a la Corona y al Rey, a pesar de haber prometido respetar la Constitución; la elaboración de unos Presupuestos que falsean los ingresos y los gastos y que han sido negociados con ERC y con Bildu, como otras muchas cosas, pese a que unos y otros quieren acabar con la España del 78; el intento de modificar la legislación para que Hacienda pueda entrar sin orden judicial en cualquier domicilio para comprobar si están cometiendo alguna irregularidad fiscal sin ni siquiera indicios de que puede ser así; el hecho de que el vicepresidente del Gobierno tenga una agenda propia en un viaje oficial del Rey de España y lo aproveche para firmar manifiestos o denigrar a la Corona sin que el presidente de ese mismo Gobierno le llame al orden; la falta de transparencia y las mentiras durante la mala gestión de la pandemia; la dudosa imparcialidad de la Fiscalía General del Estado ocupada por una ex ministra de Justicia...

Nada de todo esto se podría hacer o intentar sin la decisión, el permiso o la tolerancia del presidente del Gobierno o de su todopoderoso valido Iván Redondo. Y con un vicepresidente del Gobierno y "sus" ministros -hago exclusión de la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, que es la única que se está ganando el sueldo, que, por cierto, se ha subido todo el Gobierno en plena crisis- que si pudieran acabarían con la libertad de información y los medios de comunicación privados, con la banca, la sanidad y la educación privadas, con la libertad de empresa y con la independencia judicial. Y si fuera por sus socios, ERC, Bildu, PNV, ¿se imaginan ustedes lo que quedaría de la España democrática de la Constitución del 78? Dicho eso, ¿cómo se explica que sigan en el Gobierno ministros y ministras que han demostrado su compromiso con la libertad, la justicia y, el Estado de Derecho como, por ejemplo, Margarita Robles, Nadia Calviño, José Luis Escrivá o, incluso, Juan Carlos Campo? ¿Cómo se explica que no dimitan como tenían que haber hecho en su día los vocales del Consejo General del Poder Judicial? ¿Cómo se explica el silencio de tantos barones del PSOE?.