Opinión
Por
  • CARLOS GARCÍA MARTÍNEZ

¿Un itinerario obligatorio?

Escribía Carmelo Marcén hace pocos años que "los mapas son imprescindibles para aproximarse al mundo y que no basta con Google Maps, hay que caminar con el mapa a la vista y saber que puede explicar que las cosas sean de una u otra manera".

Conocido el terreno o estudiados los mapas, mejor en relieve, debería sorprender que el presidente de Aragón y sus acompañantes acudiesen hace pocos meses a la cita con los reyes en San Juan de la Peña pasando por los altos de Monrepós, Sabiñánigo, Jaca y otros pueblos. A los que seguimos el consejo antedicho nos sorprende poco porque sabemos que, desde que fue degradada la carretera a Francia por el puerto de Oroel, antes de llegar al cual se accede directamente al Monasterio, el itinerario que siguieron, mucho más largo y empinado, era el único en condiciones para el viaje. Ese día puso en apuros al presidente de Aragón y a la comitiva para acudir a la cita con los reyes, ya que un incidente antes del primer túnel cortó la autovía casi dos horas. No era la primera vez en pocos meses: el 7 de marzo, por ser obligatorio el uso de cadenas, hubo retenciones y se impuso un aparcamiento de espera para camiones; el 28 de junio hubo un monumental atasco, la autovía estuvo cortada cuatro horas por el accidente de un camión y la circulación se desvió por la carretera Ayerbe-Bailo. Otras muchas veces, incluidos importantes corrimientos de ladera, ha sido mucho peor.

¿A qué espera el consejero de Vertebración Territorial para modernizar los accesos por Santa Bárbara y Oroel, con ayuda o sin ella del Estado ¿Cómo puede ignorar las limitaciones y el lamentable estado del puente sobre el pantano de La Peña y su acceso desde el sur, una infraestructura escandalosamente inapropiada para servir al tráfico que soporta y al que se le viene encima cuando hay problemas en Monrepós Cerca de Motrico se hundió un puente hace unos años y otros lo han hecho en otros lugares, pero no es fácil que en estos momentos exista un caso similar en los países de nuestro entorno. Y de nada serviría aprovechar el herrumbroso y estrechísimo puente para otro fin que su uso peatonal bicicletero.

Incluso una obviedad tan barata como una modesta mejora del camino asfaltado por la Garoneta, entre el pantano de Arguís y el de la Peña, hubiera evitado los problemas el día de la visita real. Pero eso solo lo sabemos los que conocemos el territorio y seguimos los consejos del primer párrafo. La gestión doméstica de los asuntos de cada día impide a muchos de nuestros representantes otear el territorio.