Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

Las deudas de otros

El Tribunal Superior de Justicia de Aragón ha condenado a la DGA a pagar al Ayuntamiento de Zaragoza 33,5 millones de euros por las obras del tranvía, además de los intereses. Manda narices que fuese Luisa Fernanda Rudi, del PP, cuando fue presidenta del Gobierno aragonés, quien se negase a cumplir con el compromiso de pago, siendo el PSOE quien estuviese en la alcaldía, y sea hora un presidente socialista el que tenga que hacer frente al convenio estando Jorge Azcón, del PP al frente del Ayuntamiento. Carambolas de la vida. El Gobierno de Rudi fue nefasto para Aragón. También fue tacaña con la financiación de la Universidad (le privó de 37 millones de euros), su gobierno autonómico fue el segundo que menos dinero destinó a la educación universitaria y acusó al rector de no gestionar bien los dineros de los que disponía. Tras la sentencia del TSJA tendría que ser el PP de Aragón el que hiciese frente a ese pago de 33,5 millones de euros al ayuntamiento, por ser Rudi la que se negase en su momento a hacerlo. Esto se parece a cuando alguien deja deudas como única herencia. Esos 33,5 millones de euros los necesita el Ayuntamiento pero es muy posible que tarde dos años en ingresarlos, ya que un recurso de la DGA demoraría la sentencia ese tiempo Por otro lado, Azcón tampoco consigue del Gobierno central la financiación a la que aspira por carecer el Ayuntamiento de ahorros, pues los 40 millones que ahorró en el 2019 ya están comprometidos para el pago de facturas en los cajones. Es muy curioso este método de meter en cajones facturas pendientes de pago, que no se contabilizan y por lo tanto no se pagan en su momento. Los cajones de los ayuntamientos deben de estar abarrotados de papel. Habría que crear una cuenta contable de "Pagos Pendientes Sine Die en los Cajones", cuya contrapartida fuese Proveedores. Precisamente son los ayuntamientos los que lideran el retraso en los pagos públicos. ¿Mala gestión de los recursos o falta de recursos? Antes decían que las facturas pendientes de pago se escondían bajo las alfombras, algo hemos adelantado si ahora se guardan en los cajones. Ni de alfombras ni de cajones están desprovistas las instituciones públicas y aun así son pocos, ya que hemos visto en algunos reportajes de la televisión carpetas amontonadas encima de las mesas de los funcionarios y en el suelo. ¿Exceso de burocracia o escasez de trabajadores?