Opinión
Por
  • CASILDA SÁNCHEZ CALDERÓN

Asombroso

La sociedad globalizada de hoy día, por el alto ritmo de vida y por la enorme presión que soporta el ciudadano -entre otros factores- se convierte con frecuencia, en una fuente constante de estrés, lamentablemente.

Un factor enervante del que ¡ojo! absolutamente nadie está exento, puede ocurrir a causa de un solo acontecimiento aunque de corta duración, o puede ocurrir por muchos en un prolongado periodo de tiempo, bien a causa del trabajo, escuela, familia u otras numerosas responsabilidades diarias.

Por ello, de cuando en cuando no es de extrañar que se presenten situaciones anómalas, donde responder con paciencia y empatía a la gente "difícil" puede ser una tarea bastante ardua y compleja, sobre todo, cuando se encuentra visiblemente alterada.

Ahora bien, está fehacientemente demostrado que, cuando uno renuncia a llevar la voz cantante o trata por todos los medios posibles de imponer su propio criterio, la otra persona -por regla general- suele empezar a calmarse y a escuchar.

Y es que la verdadera comunicación, desde los tiempos más remotos de la humanidad, deriva siempre del respeto al prójimo y a sí mismo, siendo el beneficio de esa actitud -simple y llanamente- asombroso.