Opinión
Por
  • JAVIER GARCÍA ANTÓN

Ganas de llorar

Ganas de llorar
Ganas de llorar
EFE

La pregunta trampa en mi infancia era: ¿de qué color es el caballo blanco de Santiago? Había quien picaba y contestaba negro, marrón... El nivel de atención no es uniforme.

Hoy, en un vídeo demoledor, encuesta: ¿Quién pintó el David de Miguel Ángel? Ni un acierto. No es ya que ignoraran que es una escultura, sino que, dándoles la respuesta, su capacidad de escucha era cero.

Siguiente: ¿cuántas provincias tiene Andalucía? Una, tres o cinco. Más debía parecer una exageración. No digamos ocho.

Tercera: ¿cómo se llama el rey de Portugal?. Y sugerencia: Marcelo... Respuestas: I, II, III, IV... Ni "papa" de que es una república.

¿Y cuál es la capital de Irlanda? Como toda providencia, si acaso, Londres.

¿Y cuáles son las ciudades autónomas de España? Los más avezados, Navarra y Aragón. El resto, que no las hay. Pobres ceutíes y melillenses.

Fue una encuesta de calle. Los sondeados frisaban la treintena o la cuarentena. La consecuencia de una sucesión de leyes educativas desastrosas, irreflexivas, complacientes, en las que el esfuerzo y la memoria quedan penalizados.

Ahora, con la pandemia, ha surgido la oportunidad de repensar la educación en profundidad, para abandonar la cola de Pisa y otros informes. Y, sobre todo, para conformar ciudadanos libres, críticos, con valores y con más formación.

En cambio, el debate se centra en la concertada, en la especial y en la retirada del español como lengua vehicular del Estado (esto último ya es espasmódico), mientras se abandona toda posibilidad de incorporar la ética como asignatura propia. Gobernar contra o "frente a" también es mala educación.

Me desternillé con el vídeo. Fue un acto reflejo, el humor también nos hará libres. Ahora, pienso que la de Peret no era una receta universal: que no siempre es preferible reír que llorar. Pobres de los que vienen. Y de los que ya están. Y son.