Rechazo inequívoco desde la propia comunidad
No debemos aprovechar cualquier suceso como éste, la decapitación de un profesor en París por terrible que sea, para proclamar un insensato e inexistente derecho a ofender las creencias de los demás. Debería ser el sencillo repudio social el que pusiera en su sitio a los que entienden que la mejor solución para frenar a los bárbaros es mostrarles el camino de una malentendida libertad, que no atiende a ningún tipo de límites. Y, por último, el dramático suceso en Francia nos vuelve a poner sobre la mesa las limitaciones de la ley, por imprescindible que sea su aplicación. La integración social en Europa de inmigrantes y refugiados pasa por acoger, proteger, promover e integrar, sin contribuir con nuestra actitud a la estigmatización general y al gueto. Solo así lograremos, a medio y largo plazo, que, como ha sucedido esta vez tímidamente en Francia, se vayan alzando voces desde la propia comunidad musulmana, de rechazo inequívoco ante todo tipo de terrorismo.