Opinión
Por
  • ÁNGEL JAVIER PÉREZ PUEYO (OBISPO DE BARBASTRO-MONZÓN)

Gratitud del obispo de Barbastro-Monzón

Queridos sanitarios (médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, personal de administración y de servicio) del Hospital de Barbastro y de cada uno de los centros de salud diseminados por todo el Alto Aragón, así como aquellos que desarrolláis vuestra labor en residencias y centros sociosanitarios: Como obispo de la Diócesis de Barbastro-Monzón, en esta segunda ola de la pandemia, me dirijo a cada uno de vosotros para expresaros mi gratitud sincera. Lo hago en nombre propio, en nombre del Delegado de Pastoral de la Salud y su esposa, capellanes del Hospital, de los sacerdotes de cada parroquia y de los voluntarios que ofrecen desinteresadamente su tiempo y su vida como verdadera "caricia de Dios" a tantos enfermos y a sus familias. La profesionalidad y entrega con la que habéis ejercido vuestra labor a lo largo de estos duros meses han mostrado a la población que vuestro trabajo constituye una verdadera vocación de servicio, capaz de arriesgar e incluso ofrecer anónimamente la propia vida por los demás.

Sólo en momentos como los que nos está tocando vivir es posible distinguir lo bueno, lo esencial y lo sublime de lo urgente, importante, o conveniente, al haber tenido que ejercer no sólo como profesionales de la salud sino también como verdaderos "ángeles de carne y hueso" que han sabido sostener las constantes vitales de los enfermos y de sus familiares humanizando, más si cabe, vuestro servicio. Os agradezco que nos hayáis permitido colaborar con vosotros en esta noble y hermosa causa que aprendimos de nuestro maestro, Jesús de Nazaret, que curaba con la medicina del amor. Y nos enseñó que los enfermos tienen una dignidad inalienable y una misión en la vida, esto es, hacernos descubrir la ternura de Dios.

Aprovecho ya esta oportunidad para felicitaros la Navidad y desearos un año sin tantos sobresaltos como el actual. Ponemos a vuestra disposición a todos y cada uno de nuestros voluntarios, capellanes, sacerdotes y delegado de pastoral de la salud para que juntos podamos ofrecer un proyecto humanizador, como el que estáis vertebrando en cada una de las comarcas.

Con el cariño de siempre,