Opinión
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  • PASCUAL ASCASO

Ancha es Castilla

La pandemia sigue actuando "ancha es Castilla" porque nosotros, inconscientes, le damos todas las facilidades para que esto sea así. Ponemos de manifiesto que nuestra propia vida y la de los demás nos importa un comino.

Se dan normas de obligado cumplimiento que muchos se las pasan por donde les da la gana, aún a sabiendas de que el próximo difunto puede ser él o alguno de su propia familia, abuelos o padres. Estos inconscientes o mal intencionados salen de su casa y vuelven a ella, del botellón, de una juerga, o de la fiesta prohibida con lo que no tenía, infectando a sus seres queridos más indefensos.

En estos momentos la única vacuna segura que tenemos, es el aislamiento, mantener las distancias, llevar la mascarilla en su sitio, lavarnos las manos y olvidarnos de las fiestas para mejores tiempos. Esto lo sabemos todos, pero muchos de ellos no las cumplen pagándolo luego justos por pecadores.

Cuando terminó el estado de alarma creímos que todo había pasado, cuando resulta que fue el punto de inflexión que nos trajo lo peor y que no vamos a ver otra cosa hasta que llegue la vacuna esperada, por ser incapaces de privarnos, por un tiempo, de lo que de sobra sabemos que no debemos hacer.

Desgraciadamente son demasiados los que dicen, tú pon la norma y yo haré lo que me dé la gana. Hace unos días un menor fue multado por estar en un botellón, para eso al parecer era mayor, y les dijo a la policía que le importaba un bledo la multa porque la iban a pagar sus padres. Con este tipo de comportamientos, paga e infecta de hijos y padres, poco se puede hacer para luchar contra la virulencia del virus hasta que llegue la vacuna.

En este asunto tan serio no se puede obrar "ancha es Castilla". Así que o somos todos responsables o muchos más seguiremos siendo los paganos.