Opinión
Por
  • Diario del Altoaragón

Literalmente pánico

Cuán larago me lo fiáis, contestaba don Juan Tenorio cuando alguien le interpelaba sobre sus culpas. Algo similar nos está sucediendo a los españoles y particularmente a los aragoneses, cuyas capitales salen hoy de la situación de confinamiento perimetral en la que han estado inmersas largas semanas y, sin embargo, esa mayor liberalización de las restricciones de movilidad viene acompañada de mensajes que para nada se compadecen con la medida. Estamos hablando de las navidades y, sin embargo, como apuntó ayer el presidente de Aragón, Javier Lambán, antes llega un puente de la Constitución y la Inmaculada que provoca "literalmente pánico" dentro del ejecutivo y, singularmente, en el departamento de Sanidad.

Quizás algún día conozcamos los detalles de las causas por las que nuestra comunidad autónoma ha sumado una ola más que otros territorios de España, y el porqué de la mayor gravedad relativa de las cifras, precisamente cuando es una región que se ha situado como una de las más transparentes del país y, al menos aparentemente, como una de las que ha aplicado las políticas ora más flexibles ora más rigurosas para contener la pandemia. Por supuesto, habrá que analizar si la dotación de camas UCI y de otras infraestructuras está a la altura que exige no sólo una epidemia de estas magnitudes, sino también ante cualquier catástrofe puntual. Pero, ahora, en vísperas del puente, mientras imaginamos unas navidades en las que la cautela debe imperar incluso sobre las emociones, los ciudadanos de Aragón, que masiva aunque no unánimemente han sido ejemplares, hemos de superar la exigencia y las limitaciones que marcan las autoridades. Una ola más sería un tsunami para el sistema sanitario y para el ánimo.