Opinión
Por
  • CARLOS HUÉ

El cariño a nuestros mayores

Estamos en los tiempos más difíciles de la historia para nuestros mayores. Los más difíciles por dos razones: una, porque son los más expuestos a la Covid-19 y, por ello, los que tienen un peor pronóstico vital; otra, porque es la primera generación que sale de su casa a unas residencias en las que no tienen que hacer nada. Y, precisamente, ese "no tener que hacer nada" lejos de ser una ventaja, es un riesgo para su salud física y, también, para su salud mental. El cariño hacia nuestros mayores lo podemos manifestar de varias maneras: podemos ir a verlos con frecuencia; podemos llevarles algo que les gusta, podemos ayudarlos en sus necesidades; podemos acompañarlos, leerles un libro o apretarles la mano. Pero el mayor cariño, nos dice la psicología, es hacer que se sientan útiles. Pedirles un consejo para cumplirlo, solicitarles que nos arreglen alguna cosa, conseguir que nos ayuden en una receta o que nos remienden un viejo cojín de casa, lejos de una afrenta, ellos y ellas lo van a entender como un reconocimiento. Van a entender que todavía están vivos, que todavía son útiles, pues, no lo olvidemos, todos deseamos más ser independientes que dependientes, ser necesarios más que un estorbo. Este es mayor cariño que podemos dar a nuestros mayores.