Opinión
Por
  • ADOLFO COSTAS GASCÓN

La niebla y el deslumbramiento como factores de alto riesgo

En la carretera son muchos los riesgos que corremos de sufrir un accidente, porque al margen de nuestra propia responsabilidad y la de los demás conductores que comparten la carretera con nosotros, existen distintos factores, tanto atmosféricos como de otra naturaleza, que contribuyen a crear un ambiente negativo durante la conducción. Pues bien, aunque son muchas las circunstancias adversas que podemos encontrar durante la conducción, hay dos que en mi opinión, por la forma sorpresiva como se manifiestan, destacan sobre las demás, me refiero a los deslumbramientos y la niebla, dado que tanto una como otra, suelen aparecer de manera inesperada y por unos instantes el conductor pierde totalmente la visión de la carretera y con ello el control del vehículo, con evidente riego de sufrir un accidente, por colisión o salida de la vía. Por todo ello, es una medida de precaución importante, que a la hora de salir a la carretera, valoremos la posibilidad de enfrentarnos con este tipo de inconveniente, que nos vendrán dados por la hora, estación del año en que nos encontremos (otoño) o si lo hacemos en zonas propensas a la formación de bancos de niebla (riberas de los ríos), partiendo de la base de que, hablamos de los deslumbramientos solares, pues en lo que respecta a los provocados por otros vehículos, son totalmente inopinados y con mayor dificultad de previsión. Sirva de ejemplo de estos casos, el accidente ocurrido durante el atardecer del 12-11-77 en la N-420, lugar próximo a La Mata de Los Olmos (Teruel), donde el conductor de una furgoneta que transportaba a unos mineros de la zona, sufrió un deslumbramiento solar en una curva e invadió la izquierda de la calzada, colisionando contra un camión, con resultado de cinco muertos.