Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Discapacidad, asistencia y sanidad

El Día Internacional de las Personas con Discapacidad se centró en la reivindicación de la atención social y sanitaria de estos ciudadanos cuyos derechos, como los demás, se expresan en la plenitud de las oportunidades para disfrutar de una vida normalizada, con las protecciones adaptadas y con proyección de los conceptos de la diversidad para ejercer sin barrera alguna sus misiones, sus visiones y la búsqueda de sus objetivos, de unas metas en las que todos estamos concernidos. La situación actual, un 2020 que nos ha puesto sobre la mesa de las tareas los deberes de la adaptación para resistir y para reconquistar los niveles de actividad deseables, ha puesto en el foco de atención las prioridades de los individuos que tienen dependencia por distintas causas, desde la discapacidad a la edad, pasando por las enfermedades.

El presidente de la Coordinadora de Asociaciones de Personas con Discapacidad, Paco Ratia, colocó sobre la balanza la exigencia y la esperanza. En la primera, la constatación de que ante las emergencias resulta imprescindible acometer mejoras en la coordinación entre la asistencia social y sanitaria, como también es irrenunciable otro elemento básico como es garantizar la educación inclusiva con las máximas garantías. En la segunda, la apreciación de que existe voluntad política para habilitar los recursos irrenunciables para cumplir esos objetivos. Efectivamente, la sensibilidad de las administraciones aragonesas y oscenses, de todo el arco político y de los agentes económicos y sociales queda fuera de toda duda en el difícil equilibrio entre las disponibilidades y las consignaciones. Otra cuestión es que las necesidades siempre son desbordantes y hay que intentar abarcarlas, porque no hay ninguna otra faceta en la que la sociedad pueda sentirse tan orgullosa si cumple con los dictados de la moral.