Opinión
Por
  • MODESTO ARJONA ORTIZ

El Perpetuo Socorro es...

Sin duda, el barrio con más encanto de Huesca. Es más, tal vez sea el único que, hablando con propiedad, merece tal calificativo. No querría molestar a ninguna de las otras ocho circunscripciones administrativas en que se divide la ciudad, pero creo que solo el Casco Antiguo (San Pedro-Catedral), por su historia y monumentalidad, puede hacerle sombra.

No es fácil explicar algo que solo se comprende cuando se siente como cierto. Suelo y me encanta pasear por sus calles. Si tuviese que pronunciar un discurso, sin duda elegiría el escenario de la calle Federico Mayo (no toca hablar de memoria histórica). Posiblemente no haya otro colegio en la ciudad como Pío XII donde, de entrada, se aprende a ser tolerante, respetuoso y solidario por el mero hecho de estar matriculado. Sin duda alguna, la vida que palpita en sus calles a cualquier hora del día no se observa en ningún otro rincón de la ciudad. No creo que haya en la ciudad otro barrio que tenga una parroquia más abierta y acogedora. Otro pelo le luciría a Huesca si en todos sus barrios hubiese el mismo espíritu reivindicativo que se respira en sus múltiples asociaciones vecinales. Tal vez sea el barrio que mejor encarna, por su composición racial y cultural, los valores de tolerancia, solidaridad y multiculturalidad. Y así podríamos seguir enumerando los rasgos más representativos de una comunidad con personalidad, fuerza, alegría, color y entidad.

Como es natural, tiene sus sombras y su lado oscuro como todo barrio que se tenga por tal, pero también es cierto que sus aspectos negativos se potencian y se magnifican con injusta frecuencia. Hace unos días se emitió un programa de la televisión regional que para lo único que ha servido es para seguir estigmatizando y haciendo hincapié en los aspectos más peyorativos y distorsionadores de la realidad al ofrecer una imagen que, en palabras de un amigo y gran observador de la realidad, fue tremendista, superficial y decepcionante. Capítulo aparte merecería analizar la desconsideración que se ha tenido con esa zona de la ciudad, al iniciarse la reforma de Ramón y Cajal desde el puente del Isuela y no, por ejemplo, desde la confluencia con la calle Aragón; apenas doscientos metros como prueba del tradicional desdén con que el Ayuntamiento trata al barrio. Solo ha faltado poner un cartel en el puente que dijera: "A partir de aquí, empieza el Bronx", para después aparecer como abanderado de la integración en el mencionado reportaje. En fin? Pero bueno, lo dicho; de largo, el barrio más encantador y auténtico de la ciudad. Quedan invitados a comprobarlo. Respetuosamente...