Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Mayoral abre una época rectoral apasionante

José Antonio Mayoral se proclamó ayer vencedor de las elecciones al Rectorado de la Universidad de Zaragoza, que, por cierto, con el tiempo transcurrido y los avances en descentralización de las últimas décadas bien podría denominarse de manera definitiva Universidad de Aragón. Pero, más allá de esta cuestión nominal, lo importante es que el reelecto dirigente tiene ante sí una fascinante labor, y es que la institución universitaria ya venía siendo exigida de una cierta adaptación a los tiempos cuando la pandemia de la covid ha acrecentado la necesidad de adecuarse al contexto y al entorno, no de una manera receptiva sino fundamentalmente con el liderazgo que se le presupone a la protagonista de la enseñanza superior, esto es, de la más alta etapa educativa.

Si una de las misiones básicas es la de egresar los profesionales que construirán la sociedad del futuro a través de su combinación de conocimientos, habilidades y valores, la era que se abre bajo el mandato de José Antonio Mayoral tiene la peculiaridad de que habrá de atender a un futuro próximo cuyo catálogo de profesiones apenas puede ser imaginado, aunque ya hay pistas sobre la trascendencia que tendrán para el porvenir de la comunidad las relacionadas con la digitalización, la nanociencia, la robótica o las energías renovables, entre disciplinas que apenas alcanzamos a atisbar.

Será nuclear, en este sentido, la armonización entre el rol docente y el investigador, para que la Universidad aragonesa continúe escalando posiciones dentro de los ránquines universitarios, un espacio en el que también resulta imprescindible ser competitivo. Funciones elevadas que, sin embargo, han de pisar el suelo para compaginar la universalidad que abre mentes con el servicio a la sociedad en la que desempeña un papel líder de apoyo a la actividad.