Opinión
Por
  • CARLOS GARCÍA MARTÍNEZ

No es eso

Los desmentidos políticos ante los innumerables infundios y las interpretaciones tendenciosas que inundan diferentes medios, incluidos ahora los amarillos, me darían para una columna semanal durante meses. Como tal cosa no es posible tengo reservados una serie de títulos encadenados para que los lectores los relacionen y acaben, quizá, apreciando alguna de mis interpretaciones. "No es eso", "Ni eso". "Tampoco eso". "Es otra cosa". "Que no, que no". "Citas maliciosas". "Maldades", podrían ser algunos títulos.

Con el "No es eso" de hoy presento la primera evidencia: El resultado de las últimas elecciones generales supuso que el PSOE contase con 120 diputados, el PP con 89, Vox con 52, UP con 35, Ezquerra con 13, Ciudadanos con 10, JxCAT con 8, PNV con 6, Bildu con 5 y otros 12 entre otros 7 partidos. PSOE más Ciudadanos suman 130. Para llegar a 176 faltan 46.

¿Cómo llegar a ellos? El que piense que se podría lograr sin incluir al PP, a Vox o a los dos, que lo explique o calle. Con los votos de Vox hubiera bastado. ¡Vivan las cadenas!, gritaba el pueblo, encantado, cuando volvió Fernando VII, apoyado por la Santa Alianza. Sucedió hace dos siglos y después... así nos fue. Solo la angustia de perder el poder del PP justifica la pretensión de estar en un gobierno a la alemana después de aprovecharse durante décadas de graves y continuas irregularidades. Por muchas menos pretenden juzgar en Francia a Sarkozy y han desaparecido partidos en otros países.

El gran responsable de la coalición con UP y ERC, a la que Bildu y otros suman sus votos, fue Albert Rivera al vetar en su momento un pacto con el PSOE. Ahora la pobre Inés va apurada con los diez parlamentarios que heredó pero no se decide a desvincularse de las malas compañías.

Hechos tras los cuales podemos preguntarnos dónde estaría "la centralidad" en una política tan polarizada y agonística como la actual. La centralidad como la capacidad de buscar un lugar a partir del cual dirigir el país y equilibrar las fuerzas centrífugas. Si sitúan ahora a los principales partidos el que resulta más "centrado" es el PSOE que, aunque tenga un vicepresidente algo patoso, tiene una amplia representación, una tradición reformista, penetración en las nacionalidades históricas y sólidas conexiones europeas.

Estos días Pablo Casado ha afirmado que "trasladará la fórmula del tripartito andaluz, con Cs y Vox, al Ejecutivo central" (Heraldo, 3-12-20) y que "el PP representa ahora mejor a los socialdemócratas moderados que Sánchez" (El Mundo, 6-12-20). El espíritu socialdemócrata, la centralidad. El centro es un punto y la centralidad un espacio en el que caben matices, pero Casado está fuera de ese espacio y da un poco de pena.

El mundo progresista, al que no pertenecen los izquierdosos ni los nacionalistas, estos últimos por definición, lo componen las personas, organizaciones o grupos políticos que comparten ideales civiles con valores democráticos universales. Si el lector los comparte, que colabore y no se confunda. El próximo "no es eso", sobre los impuestos.