Opinión
Por
  • TEÓFILO MARCO

Buena educación

Algunas personas que han recibido una buena educación, esa que ayuda a tomar conciencia de nuestra inalienable condición de seres libres y de su correlativa responsabilidad de nuestros actos, comprueban que su conducta no ha sido perfecta en muchas ocasiones.

Muchas veces todos sabemos lo que hemos queremos y debemos hacer y dónde está el equilibrio de una personalidad ajusta en perfecta consonancia con la realidad; pero luego alguna fuerza soterrada en nosotros mismos desvía nuestra acción concreta y desequilibra la vida. Y hay preferencias, sin motivo racional, temores injustificados, esperanzas totalmente ilusorias, alegrías sin ton ni son, tristezas y decaimientos sin saber por qué, complejos de inferioridad, reacciones fuera de todo control? Y todo esto puede ser porque la naturaleza nos legó al darnos la vida, salud, sangre, nervios, defectos innatos, armonía hormonal, invisibles defectos o disposiciones orgánicas, y la misteriosa unidad de cuerpo y alma que influye en nuestra conducta Nos gustaría ser dueños de si mismos en todas las situaciones, sin temores ni euforias infundadas y engañosas, sin sentir remordida la calma por la susceptibilidad, sin tener crispaciones que nos roban la paz, que nos amargan el día que comenzó con un sol dorado en el corazón. Pero a pesar de todo esto el hombre puede y debe ser dueño de si mismo en todos los planos de la vida, pero para eso hay que empezar una y gran bella tarea: la educación del carácter y de la voluntad aprovechando todas las potentosas facultades que tenemos por encima de cualquier otra motivación. Así no será el hombre veleta movida por pasiones, egoísmos y manías.