Las estaciones de esquí de Formigal, Panticosa, Candanchú y Cerler congregaron a centenares de empresarios y profesionales del sector bajo la convocatoria del movimiento SOSNieve, una plataforma que ha emergido para reivindicar respuestas, ayudas y más facilidades para la apertura de los centros invernales, y de paso para demandar atención a la importancia que tienen para los pueblos, los valles, las comarcas y una provincia como la de Huesca, donde este turismo tiene un sobresaliente peso dentro de su productor interior bruto. No son ajenas las empresas que dependen del grado de restricciones que se marquen en este final de año y comienzo del siguiente a la importancia de la protección frente al coronavirus. Con absoluta certeza, de hecho, se han adaptado a todas las condiciones que las administraciones exigen para el funcionamiento reducido en los aforos que se estimen tanto al aire libre como en las instalaciones interiores.

Sin embargo, sí que hay una llamada de atención importante para que la sensibilidad que ellos demuestran respecto a la problemática esencial venga de vuelta con el conocimiento de una realidad incuestionable: si no hay movilidad entre comunidades autónomas, quedarán condenadas las estaciones a reflexionar sobre la conveniencia de abrir sus puertas, exactamente igual que centenares de establecimientos. El turismo aragonés representa el 15 % conjunto de la clientela que acude atraída por el esquí. Y, para entender la relevancia del asunto, aproximadamente el 80 % de las camas hoteleras de la provincia (a su vez, líder en Aragón en este indicador) procede del Pirineo. Y a estas alturas ya se ha ido una parte de la facturación de otros años, cuando el puente de la Inmaculada es un arranque propicio. Con responsabilidad, con exigencia, hay que repensar las soluciones.