Opinión
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  • Diario del Altoaragón

¡Salud... y mucho trabajo!

El gran consuelo de cada año para quienes no se han visto acompañados por la diosa fortuna en la Lotería de Navidad, que es una especie de sueño que albergan los optimistas, redobla este año su sentido porque el más anhelado de los tesoros es la salud. Con muchos miles de muertos a las espaldas, más allá de que cada uno puede tener los deseos que personalmente elija dentro de su libertad, como sociedad estamos obligados a priorizar los objetivos del país, que son la protección, la prudencia y la responsabilidad porque sólo a partir de ellos y de la recuperación de la confianza se puede caminar hacia la normalización de nuestros desempeños. Y, puestos a seleccionar otro valor básico, el segundo es el trabajo. Cientos de miles de españoles han sumado al dolor por el duelo y a un miedo lógico la incertidumbre por la pérdida de sus puestos de trabajo.

Por eso, cuando el bombo se ha detenido y han quedado en él las bolas de la suerte que ha sido azarosa, caprichosa como no puede ser de otra forma, tenemos que rearmar nuestro ánimo, celebrar la Navidad pensando en todas las virtudes que alumbra y prepararnos para un cambio de año que, con absoluta certeza, todos anhelamos. Recobrada la cotidianeidad que se puede dentro de este mundo en el que tapamos los rostros con mascarilla como es obligado, las vacunas y la prudencia están llamadas a ser las herramientas -habrá, seguro, otros medicamentos contra el virus- para que los objetivos pasen a ser los rutinarios y para que las discusiones sobre lo primordial y lo accesorio se ciñan exclusivamente a las habituales entre concepciones del mundo y de las relaciones dentro de la comunidad normales. Tenemos mucho esfuerzo, talento y recursos que poner en el empeño que la lotería es ya una remembranza. Ahora, salud.