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  • EDITORIAL DE HENNEO

La ética, por encima de todo

La ética, por encima de todo
La ética, por encima de todo
EFE

El Rey dijo lo que tenía que decir. El llamamiento a trabajar todos unidos para salir fortalecidos de la pandemia del coronavirus y la exhortación a revalidar los principios de convivencia recogidos en nuestra Constitución fueron, la noche del jueves, dos de los argumentos principales de su mensaje de Navidad.

Pero don Felipe subrayó también otras dos ideas que son habituales en sus discursos más personales: que los principios morales y éticos deben inspirar nuestra vida pública, del mismo modo que la ejemplaridad debe presidirla. Los grandes retos a los que se enfrenta la sociedad española serán alcanzados si, superando la actual polarización política, somos capaces de actualizar el país abierto y democrático que entre todos hemos construido desde hace cuatro décadas

España ha vivido un año muy difícil a causa del coronavirus, que ha dejado ya en torno a 50.000 muertos y un profundo daño económico y social. El Rey, que siempre ha mostrado una firme voluntad de estar junto a los ciudadanos en los momentos complicados, fue especialmente cariñoso con las víctimas y con los que sufren sus consecuencias con más virulencia.

Junto al agradecimiento a los colectivos que se han entregado a la tarea de ayudar a otros y a la gran mayoría de los ciudadanos que respetan las normas sanitarias por responsabilidad y civismo, puso especial énfasis en animar a los españoles a construir una sociedad mejor, más justa y próspera. Con acierto, el discurso navideño conjugó la solidaridad con una sociedad castigada por la pandemia y la defensa de una convivencia democrática que se basa en el respeto a la ley.

El mensaje de Nochebuena, el séptimo desde su coronación, se ha producido en un momento complicado para la Casa Real por informaciones que apuntan a supuestos comportamientos irregulares del Rey Emérito y a la regularización fiscal asumida por don Juan Carlos, que desde hace tres meses permanece fuera de España. El Rey Emérito se alejó de forma voluntaria de nuestro país, ya que no hay causa alguna abierta contra su persona en ningún tribunal, ni nacional ni extranjero. No obstante, Felipe VI supo elegir las palabras justas para volver a marcar distancias respecto a su padre de una manera firme, al subrayar que los principios éticos obligan a todos, incluso por encima de cualquier condición personal o familiar.

La tarea democratizadora de Juan Carlos I durante su reinado debe merecer el reconocimiento colectivo de los españoles. Y en cuanto a los controvertidos hechos que se están investigando, es la Justicia la que debe pronunciarse, si ha lugar, demostrando una vez más que el Estado de Derecho funciona plenamente en España. En cualquier caso, el comportamiento particular del Rey Emérito no debe afectar a la dignidad del Rey actual ni a la institución que encarna.

Consciente de que la función de la Corona pasa por el servicio ejemplar a todos los españoles desde una actitud renovadora, don Felipe ha situado la monarquía parlamentaria que hoy representa por encima de su propia familia.