Opinión
Por
  • JAVIER GARCÍA ANTÓN

El Fondo, en local

El Fondo, en local
El Fondo, en local
EFE

Miguel Gracia, presidente de la Diputación de Huesca, reclamaba recientemente en la Federación Española de Municipios y Provincias su participación en los fondos de reconstrucción de la Unión Europea. Y, para facilitar el cálculo a los organismos comunitarios, la cuantifica en el porcentaje de participación de la administración local en el gasto público del Estado.

La reivindicación no tiene nada de brindis al sol ni de aprovechamiento. En la pandemia, el sufrimiento se ha extendido por todo el territorio español y, por tanto, la globalidad sólo puede ser atendida si se desciende al terreno de lo local. Exclusivamente en esa fórmula quedarán cubiertas las necesidades de las personas.

Los municipios y diputaciones (representa una insensatez la pretensión desde algunos ámbitos de suprimir una institución que funciona cuando hay tantas que levitan) han hecho históricamente de la necesidad virtud con una gestión de los recursos doméstica: tanto tienes, tanto gastas y tanto ahorras. Y, sin embargo, ese valor no ha sido reconocido con el uso de los frutos de sus esfuerzos.

El politólogo estadounidense Benjamin R. Barber publicó en 2013 "Si los alcaldes gobernaran el mundo", en el que, con ingenio y hasta humor, sentencia que es el pragmatismo el que conduce a los primeros ediles a abrazar políticas de éxito sin distracciones ideológicas: "No existe una forma liberal o conservadora de recoger la basura, simplemente hay que hacerlo". Identifican como nadie las causas comunes y las problemáticas. Pero es que, además, su garantía es que su compromiso les guía a cambiar la vida de las personas. Nunca el fondo de reconstrucción estará mejor invertido que en ellos.