Opinión
Por
  • MIGUEL SÁNCHEZ TRASOBARES

Brindis

Difícil encontrar en la historia reciente unos festejos tan desdibujados como los de estas entrañables fiestas de Navidad y Año Nuevo, que tenemos ya justo a la misma vuelta de la esquina.

Porque, la maldita pandemia ha sido la protagonista de este año excepcional -indudablemente- golpeando con inusitada fuerza todos los rincones de nuestro planeta y causando cientos de miles de muertos y contagios.

Ahora bien, ya que pese a la aparición de las diversas vacunas aún permanece el "bicho" entre nosotros, bien deberemos no bajar la guardia y seguir poniendo en práctica cuantas más recomendaciones seguras mejor, como -entre otras- limitación al máximo de los contactos, aislamiento evitando cualquier tipo de reuniones, no compartir alimentos ni bebidas, dejar ventanas y puertas abiertas para ventilar el ambiente, uso de mascarillas, lavado de manos y mantenimiento de la obligada distancia, al objeto de minimizar los riesgos en la transmisión del coronavirus.

Y, por supuesto, a la hora ineludible de los clásicos brindis -aunque en este año tengan que ser a pequeña escala con exclusivamente la (s) persona (s) que convive (n) -no hace falta chocar las copas allá en lo alto como sucedía en el resto de los años, sino mirarse a los ojos y disfrutar lo más plácidamente posible el sabor que acaricia el paladar de un buen trago.