Opinión
Por
  • ROQUE VICENTE (PARTIDO ARAGONÉS)

Saber interpretar Aragón en esta crisis

La actual realidad que estamos viviendo debido a la pandemia sanitaria dela COVID 19, nos pone en situaciones que nunca, por mucho que nos lo hubieran contado, las habríamos creído. Está suponiendo un proceso de aprendizaje, con sus aciertos y errores, y también un proceso de adaptación, a nuevas circunstancias nunca vividas, pero, sobre todo está suponiendo un ejercicio ingente de recursos y esfuerzos, para sobrevivir y no perder todo lo conseguido en décadas por esta generación y algunas anteriores, e incluso para dejar un futuro a las próximas generaciones.

Vaya por delante, nuestra preocupación por las consecuencias sanitarias que está teniendo esta pandemia y nuestro apoyo a todos los profesionales que luchan para ayudarnos a superar la misma y que en las situaciones más críticas están, todos, a la altura de las circunstancias. Esto es lo que necesitamos: estar a la altura de las circunstancias y desde la responsabilidad, gobernar para todos los aragoneses.

En España, como en otros países, se ha respetado la autonomía y la competencia de las comunidades para gestionar esta crisis, y esto debe permitir que se entienda la singularidad de Aragón desde Aragón y saber interpretarla para acertar en las decisiones y minimizar el impacto sanitario, social y económico de la crisis ocasionada por la Covid-19 en todo el territorio aragonés.

Nuestra comunidad presenta una configuración poblacional en la que la ciudad de Zaragoza representa más del 60 % de los habitantes, con lo cual seguro que cualquiera puede imaginar cual es la incidencia que en el resto de Aragón tiene su capital en muchos ámbitos. Comprendiendo esta realidad, nos sería suficiente, pues impedir la movilidad de los zaragozanos al resto de provincias, sumada al cierre con otras comunidades, hace totalmente inviable la actividad turística de nuestros establecimientos en el Pirineo oscense y en otras zonas, en la situación que nos toca vivir.

Esta restricción lleva a observar situaciones tan incoherentes, como que los grandes centros comerciales y espacios públicos de Zaragoza se encuentran abarrotados de gente y nuestros valles del Pirineo están agonizando debido a la falta de visitantes. Unos valles de los que todos nos sentimos orgullosos e incluso todos reconocemos el papel de sus restaurantes, hoteles, turismo rural, negocios, etcétera que realizan fijando población y generando economía local y comarcal.

Es pues momento de dar un paso adelante y conociendo nuestra comunidad, tomar medidas y ayudar a territorios que de por sí presentan dificultades poblacionales, recordando que el trabajo que se realice en según qué periodo del año, condicionará toda la temporada para muchas familias y vecinos.

No queremos resultar pretenciosos señalando las medidas exactas que se debería aplicar; por eso no lo vamos a hacer, pero estamos convencidos de que la organización territorial de Aragón y la capacidad autonómica permite graduar y matizar las normas para encontrar los equilibrios necesarios que logren seguir conteniendo la pandemia y permitir trabajar a los sectores económicos más afectados, como por ejemplo… con estaciones de esquí alpino abiertas, o segundas residencias llenas, o permitiendo la movilidad a aquellos ciudadanos que cuentan con reserva hotelera o de alojamiento, …dando vida de esta manera a los pueblos de montaña, que es de lo que en definitiva se trata: dar vida y no quitarla.

Nuestros valles, sus establecimientos, comercios, servicios... han demostrado este verano que saben tomarse en serio la pandemia que vivimos. Durante los meses de la temporada estival, con una exquisita responsabilidad, abrieron sus negocios, trabajaron, dieron servicio y las gentes de Aragón y fuera de Aragón disfrutamos de una de nuestras joyas, el Pirineo aragonés. Unos y otros tomamos todas las medidas indicadas y no se produjeron contagios masivos. No entendemos porqué ahora no puede hacerse lo mismo.

Nuestro Pirineo es único, gracias a sus montañas, ríos, paisajes, y sobre todo a sus gentes, que son quienes lo conservan, gestionan y lo convierten en ese lugar mágico que es. Sin alguna de esas partes, ya no será lo mismo, pero sobre todo, si faltan las personas porque no pueden vivir allí, no habrá ya nadie de quien hablar...

Esta negra perspectiva no se resuelve concediendo subvenciones –que, por supuesto, ayudan- pero ninguna institución dispone de los recursos necesarios para suplir cuanto supone establecer las condiciones para hacer posible vivir y trabajar a estas gentes con sus propios recursos.

No demonicemos un sector que ha estado, está y seguramente estará al pie del cañón, pues los datos de contagios, teniendo nuestros establecimientos prácticamente cerrados y sin clientes, siguen subiendo. Quizá los contagios se producen en otros entornos...

Con todo ello, queremos que, apelando a la responsabilidad de todos y fijando las medidas que sean necesarias, se ayude al mismo tiempo a dar vida a nuestro Pirineo aragonés y a quienes en ese espacio viven y quieren seguir viviendo.