Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

La vacunación

Había mucha prisa por fabricar la vacuna contra la Covid-19 y por su suministro y ahora que disponemos de ella no parece que haya prisa para ponerla a la población. La vacunación ha empezado lentamente, más en algunas comunidades autonómicas que en otras, tal vez por falta de personal y por las fechas navideñas, lo que demostraría falta de previsión. Se había dicho que la Sanidad estaba preparada para recibir y poner las vacunas y, sin embargo, ahora se dice que no se pondrán en días festivos ni en fines de semana. Los datos de la primera semana de vacunación facilitados por las comunidades autonómicas revelan que en Extremadura se han usado el 7 % de las dosis, en Cantabria el 5 %, en la Comunidad de Madrid el 6 %, en Cataluña el 14 %, en Aragón el 15 %, en la Comunidad Valenciana el 16 %. Aragón sólo vacunó a menos de dos mil personas en los primeros 8 días. ¿Es forma de combatir la urgencia con al lentitud ¿No corría mucha prisa la vacuna En este asunto no conviene convertir el dicho "vísteme despacio que tengo prisa" en "vacuna despacio que tenemos prisa". El virus no reconoce las festividades; al contrario, le gusta extenderse con motivo de reuniones familiares, de amigos, comidas de empresa, celebraciones, etcétera, en donde tiene un gran campo de actuación. En esos momentos el personal está distraído y resulta más fácil contagiarlo. Por supuesto que los sanitarios tienen derecho al descanso y a las fiestas, pero otra vez sufrimos la consecuencia de la falta de previsión y de la falta de personal por los recortes del pasado reciente. No me imagino a los investigadores de la vacuna contra el coronavirus dejar de trabajar fines de semana, festivos y puentes ni hacer jornadas laborales de ocho horas. Si se hubiesen relajado en sus investigaciones, a buen seguro que no se dispondría de vacunas tras menos de un año de la aparición de la pandemia. Salvador Illa calcula el fin de la pandemia a finales de verano, cuando el 70 % de la población española esté inmunizada. Al ritmo que ha empezado la vacunación, sería más realista prever el fin de la pandemia a finales de año, pero es de suponer y desear que tras la Navidad se acelere la vacunación. Si las previsiones de Salvador Illa, ya por poco tiempo ministro de Sanidad, fallan, éste ya no tendrá que responder por su mal ojo de cubero. Estará en otra cosa, más relajado.