Opinión
Por
  • CARMEN TORRALBA ALLUÉ

Tengo la esperanza: reaccionen, por favor

Escribo desde un pueblo del Pirineo aragonés, instalados en la tristeza de ver nuestras calles vacías, sin el bullicio habitual de estas fiestas. Las restricciones han impedido la llegada de vecinos de segunda residencia y de turistas de nieve, dejando a nuestros pueblos en una situación económica muy preocupante. No voy a ser yo quien critique las restricciones decididas por las autoridades, a estas alturas es claro que la movilidad y los contactos provocan la expansión del virus y sólo desde la responsabilidad personal de cada uno vamos a poder acabar con la pandemia.

Pero viendo los datos de hoy 4 de enero y las manifestaciones de los responsables de la Consejería de Sanidad, hablando de situación "devastadora", no parece que haya servido para mucho y desde luego esto es un fracaso colectivo del que como sociedad somos responsables.

Ahora bien habrá también que analizar por qué nuestra Comunidad sigue teniendo datos tan alarmantes a pesar de las restricciones (que en Aragón no hemos dejado de tener, ya empezaron en julio con la segunda ola, en noviembre con la tercera y ahora vuelven a ponerse más duras para hacer frente a la cuarta ola).

Cuando empezó la desescalada tras el confinamiento de marzo, las autoridades sanitarias establecieron claramente que la estrategia imprescindible para contener al virus era identificar con rapidez los positivos y hacer el rastreo de sus contactos. Ello implicaba reforzar los sistemas sanitarios con medios y personal suficientes para hacerlo. Desconozco el refuerzo que ha habido en Aragón, pero lo que sí se sabe por los datos oficiales, es que a pesar de ser una de las comunidades donde más incidencia de COVID ha habido en estos meses, es de las que menos test por 100.000 habitantes hace, la positividad de los mismos es de las más altas y el fin de semana puede reducirse a la mitad o incluso menos. Parece que los días de fiesta no hay contagios.

Supongo que los responsables de la Consejería han realizado estudios concienzudos para concluir que el cierre perimetral por provincias durante las Navidades -a pesar de los tremendos perjuicios económicos que iba a producir-, era imprescindible para controlar los contagios. Y también se sabrá que los bares y comercios de 8 a 10 de la noche suponen un buen número del incremento de positivos. Y yo me pregunto ¿Ha valorado la Consejería cuantos contagios han podido producirse por el escaso esfuerzo de testeo y rastreo realizado en nuestra Comunidad ¿Cuántas cadenas de transmisión no han podido frenarse durante fines de semanas, puentes y Navidades, al no identificarse durante esos días (que han sido muchos) a los positivos con la rapidez necesaria para evitar nuevos contagios En definitiva en cada uno de nosotros está la solución al problema, pero no estaría mal que desde el Gobierno de Aragón, aparte de adoptar todas las medidas de cierre que ya conocemos y que tanto daño hacen, se hubiese hecho algo más para dotar a nuestro sistema sanitario de medios personales y materiales suficientes, para cumplir con la estrategia ya prevista en junio. Han transcurrido seis meses y seguimos igual. No me gusta hacer comparaciones, pero en otras Comunidades se ha hecho, se hacen el doble o incluso el triple de pruebas.

Por fin llega la vacuna, en medio de una devastadora cuarta ola es un rayo de esperanza, es imprescindible acelerar al máximo el suministro de dosis, cada una que se pone puede ser una vida salvada. Pero a día de hoy vemos que de las 23.715 dosis recibidas se han suministrado 2.985, no es un buen presagio, pero claro estamos en los días festivos de Navidad y evidentemente no se han previsto tampoco refuerzos para iniciar la vacunación con fuerza. Por si acaso ya avisan de que no se piensa vacunar en fin de semana (otra vez el virus desaparece los días de fiesta), tampoco recurrir a otros profesionales, por ejemplo el ejército, Mutuas, voluntarios,… parece que no es necesario. Esta semana nuevos brotes han aparecido en residencias de ancianos con numerosos contagios, que como ya sabemos acabarán en un buen número de fallecidos. Tengo la esperanza de que no se sigan cometiendo los mismos errores. Si no es así, la responsabilidad en este caso no será colectiva y quien no ha sabido, no ha podido o no ha querido hacer algo más tendrá que rendir cuentas por ello. Reaccionen, por favor.